Un nuevo libro sobre la realeza británica, Power and the Palace de Valentine Low, revela un episodio desconocido del pasado de la Reina Camila. Corría el año 1963 cuando, con apenas 16 o 17 años, viajaba en tren rumbo a la estación de Paddington en Londres. Durante el trayecto, un hombre intentó atacarla sexualmente. Lejos de ceder al miedo, Camila reaccionó con determinación: se quitó un zapato y golpeó al agresor con el tacón, siguiendo un consejo de protección que su madre le había dado.
Al llegar a la estación, buscó a un oficial y relató lo sucedido, lo que permitió la detención inmediata del atacante. El episodio fue compartido en confianza años más tarde, en 2008, con Boris Johnson cuando aún era alcalde de Londres, en el contexto de la inauguración de centros de atención para víctimas de agresión sexual. En palabras del autor, su reacción fue no solo ingeniosa, sino también ejemplar como ciudadana que exigió justicia.
Camila ha preferido no hacer pública esta historia durante años, consciente de que su experiencia no debía eclipsar las de víctimas con vivencias más traumáticas. Su decisión resalta su discreción y empatía hacia quienes han sufrido escalas mayores de violencia.
Este episodio trágico —pero resuelto con valentía— ha marcado la trayectoria de compromiso de la Reina Camila. Es hoy una líder activa en la lucha contra la violencia de género, como presidenta de la organización benéfica SafeLives. Su labor la ha llevado a visitar múltiples refugios, centros de asistencia y participar en proyectos como la iniciativa “Wash Bag”, que entrega kits de higiene a sobrevivientes tras procesos forenses.
Fuentes cercanas coinciden en que su implicación no deriva directamente del incidente, sino del continuo testimonio de mujeres que han confesado sus propias historias de violencia.
