La pasarela de Dolce & Gabbana en la Semana de la Moda de Milán se transformó en escenario cinematográfico, cuando Meryl Streep apareció envuelta en el inconfundible halo de Miranda Priestly. Con gafas oscuras, una gabardina de vinilo firmada por la casa italiana y una expresión impenetrable, la icónica actriz no solo robó miradas: confirmó, sin palabras, el regreso más esperado del cine de moda.

Detrás de ella, como salido del archivo visual de la película de culto, Stanley Tucci retomó su rol como Nigel, el inseparable director artístico de Runway. Ambos fueron vistos caminando por la entrada del desfile con un aura ensayadamente implacable, mientras cámaras captaban cada gesto para lo que será una de las escenas de El diablo viste a la moda 2, actualmente en rodaje en Italia.
Streep se sentó en primera fila, como corresponde a la realeza editorial, consultando con Tucci y analizando los looks de Dolce & Gabbana con mirada afilada. Lo que parecía una aparición actoral tomó tintes aún más simbólicos cuando, frente a ella, se sentó Anna Wintour, directora editorial global de Vogue y musa involuntaria del personaje de Priestly.
Realidad vs. Ficción
Lo que siguió fue un momento casi irreal. Dos figuras legendarias, la inspiración y la intérprete, compartieron un abrazo cálido bajo las luces de Milán. Un instante capturado en video y difundido en redes sociales que puso de cabeza tanto al mundo del cine como al de la moda.

Dolce & Gabbana confirmó que la escena formará parte de la secuela del filme que marcó a una generación. El encuentro, cargado de simbolismo, redefine la línea entre personaje e ícono, entre leyenda y legado.
El regreso más esperado
La esperada secuela de El diablo viste a la moda se estrenará el 1 de mayo de 2026 a nivel mundial. Volverán a la pantalla grande Meryl Streep, Anne Hathaway y Emily Blunt, retomando sus papeles como Miranda, Andy y Emily. Si la primera entrega fue un manifiesto estético con guión afilado, esta nueva versión promete una mirada más madura, con las protagonistas enfrentando nuevos desafíos en un entorno editorial digitalizado y despiadado.