Nadia Ferreira La fuerza de la identidad

Convirtió sus raíces en corona, su maternidad en legado y su autenticidad en inspiración para el mundo.

Dirección: David A. Rendón,  Escrito por: Luisa Rangel, Fotografía: Cleimar Lopez, Maquillaje:  Nanda Quero, Peinado: Dayana Denis,  Estilismo: Gio Moros & Saks, Video: Juanma, Locación: Hacienda Believe

Nadia Ferreira representa, de manera auténtica, la fuerza de nuestras raíces. No es solo la modelo que conquistó pasarelas internacionales ni la empresaria que construye un universo propio, es la mujer que lleva en su voz la dulzura del guaraní, en su mesa los sabores de Paraguay, y en su mirada el compromiso de dejarle a su hijo un legado cultural vivo. Nadia es la prueba de que el éxito no tiene sentido si no se sostiene en la identidad, y que la verdadera grandeza está en reconocer de dónde venimos para proyectar hacia dónde queremos ir. Su portada es un homenaje a la mujer, a la madre, a la soñadora y a la embajadora de nuestra herencia hispana en el mundo.

Desde Villarrica, Paraguay, hasta las pasarelas de Nueva York, el camino de Nadia ha estado marcado por los principios que aprendió en casa: afecto profundo, sentido de pertenencia, respeto por los demás y una tenacidad incansable. «Definitivamente la importancia de la familia, el amor, el respeto y la perseverancia. Son valores con los que fui criada y que aplico diariamente, poniendo siempre a mi familia en primer lugar. Todo lo que hago lo hago con amor, perseverancia y dedicación», confiesa. Estos fundamentos, grabados desde su infancia, se transformaron en luces guía incluso cuando la vida la lanzó a escenarios internacionales.

Fue en Miss Universo 2021 donde el mundo la miró de frente. Aquel certamen celebrado en Eilat, Israel, marcó un antes y un después no solo en su carrera, sino también en la forma en que Paraguay era percibido en los escenarios globales. Con su elegancia natural y una presencia escénica que desbordaba autenticidad, Nadia cautivó a jueces y audiencias internacionales, alcanzando la posición de primera finalista. Fue un logro histórico para su país, que por primera vez se veía tan cerca de la corona universal. Pero para ella, el verdadero triunfo fue poder abrir puertas.

Hoy, con una plataforma internacional y una voz que llega a millones, Nadia sigue celebrando su herencia con orgullo. Su relación con Paraguay es cotidiana: la lengua, la música, la moda y la cocina siguen presentes en su vida diaria. En casa se habla por momentos guaraní, se cocinan platos típicos al menos tres veces por semana, y se comparte esa calidez que solo una cultura como la paraguaya sabe cultivar. «Soy una patriota, orgullosa de mis raíces. Paraguay me vio nacer y crecer, y siento el compromiso de mostrar nuestra cultura y costumbres al mundo. Tenemos dos idiomas oficiales, una cultura rica, gastronomía deliciosa y la gente más cálida. Ser embajadora del turismo y del guaraní es algo que me llena de orgullo».

Ese orgullo no se limita al discurso. Hoy Nadia es embajadora del turismo de su país, y ha llevado la lengua guaraní hasta entrevistas internacionales. Cree firmemente que una cultura no necesita permiso para mostrarse; sólo voluntad para sostenerla con dignidad. Le pregunté qué significado tendría un «Día de Nadia Ferreira» durante el mes de la Hispanidad en la ciudad del sol. Sería una celebración no solo de su carrera, sino de la representación que encarna: una mujer joven, moderna, global, que sigue hablando desde su origen con autenticidad. «Amo lo que hago y no lo hago por reconocimiento, sino para ayudar a los demás. Pero, por supuesto, sería un gran honor y reafirmaría mi compromiso con la comunidad latina en el mundo».

 Ese compromiso está también en su maternidad. Su hijo, nacido del amor con Marc Anthony, está creciendo con un corazón que late entre culturas. «Mi mayor deseo es que mi hijo sea feliz. Nosotros le damos mucho amor y lo educamos con los valores con los que yo fui criada. Marquito está creciendo, absorbiendo lo mejor de todas las culturas que lo rodean», dice. Y aunque crece en Estados Unidos, Nadia se asegura de que se sienta profundamente paraguayo. «Aunque esté en Estados Unidos, les aseguro que es más paraguayo que yo. Ya sabe muchas palabras en guaraní, y en casa come comidas típicas paraguayas al menos tres veces por semana. Quiero que crezca con esa cultura, con nuestras costumbres, y también con el orgullo de sus raíces paraguayas y puertorriqueñas».

Ese legado vivo se construye con gestos cotidianos: palabras que se heredan, sabores que se cocinan, valores que se practican. Nadia tiene claro que su hijo crecerá sabiendo quiénes son sus padres no por lo que digan, sino por cómo lo acompañen. «Lo más importante es que tenga claro que es amado y que siempre voy a estar para él, apoyando los sueños y deseos que tenga al igual que su papá», afirma con la certeza de quien vive el amor como acción diaria.

Para ella, ser madre es volver a mirar el mundo con una inocencia renovada. A través de su hijo, redescubre detalles que antes parecían rutinarios, ahora llenos de magia y significado. La maternidad ha transformado su forma de vivir: cada viaje, cada encuentro, cada instante compartido en familia es una oportunidad para construir recuerdos imborrables, la maternidad le ha abierto nuevos horizontes emocionales, dándole profundidad a su sensibilidad y ampliando el espectro de sus sueños más personales.

En 2025, lanzó DAMA, su primera fragancia, un proyecto que comenzó como una idea y evolucionó hasta convertirse en una declaración de identidad. Eligió lanzarla primero en Paraguay. «Ha sido un proceso de más de dos años lleno de aprendizajes. Hubo muchos retos, pero me enseñó a confiar en mi visión, a ser perseverante y a involucrarme en cada detalle. Entendí que cuando haces algo con pasión y compromiso, el resultado siempre vale la pena».

DAMA no es un perfume más en el mercado de celebridades. Es el reflejo olfativo de su universo: notas de mandarina, rosa, jazmín, lavanda y vetiver presentes en una composición sofisticada. «DAMA tiene mi sello desde el inicio hasta el producto final. Estoy involucrada en cada etapa: desde la primera reunión hasta la botella que hoy la gente sostiene en sus manos. Ese nivel de dedicación y amor, junto con la calidad, creo que es lo que realmente me diferencia. Es mi fragancia favorita. Todo lo que me encanta, en un perfume».

Y esto apenas comienza. «Esta fragancia es solo el inicio del Universo DAMA. Ya estamos trabajando en nuevos productos, y en cinco años me visualizo con una línea completa de belleza y estilo de vida que llegue a nivel internacional, llevando un pedacito de mi esencia a todo el mundo».

El aroma que deja Nadia no es solo el de DAMA, sino el de una conciencia social que ha estado presente desde sus inicios. En 2024, fue reconocida por la FIU con el Flare of Freedom Award por su labor en defensa de los derechos de la mujer y el desarrollo social. Más allá del honor, fue para ella un combustible para seguir. «Este reconocimiento no solo me llena de orgullo, sino que me motiva a seguir trabajando con más fuerza por quienes más lo necesitan. El reconocimiento destacó no solo sus logros como figura pública, sino su impacto filantrópico: su labor social, su voz en favor de las mujeres y su compromiso con comunidades vulnerables. Además, formo parte del Board of Advisors del Adam Smith Center de FIU, que se enfoca en promover la libertad económica e inspirar liderazgo a través de programas educativos, tanto en Estados Unidos como en América Latina.»

Fue anunciada oficialmente como la primera embajadora global de la fundación Maestro Cares, un logro que confirma la confianza que la organización ha depositado en su voz e influencia. Su trabajo nace desde el corazón. «Es un honor ser portavoz del trabajo de Maestro Cares, que lleva más de 15 años transformando vidas. Siempre digo que estoy dispuesta a poner mi granito de arena para construir una sociedad mejor, y esta fundación es un ejemplo de cómo hacerlo». Al estar presente en la mesa de colaboradores de la organización, Nadia no solo aporta visibilidad mediática, sino también una sensibilidad latina que conecta causas con rostros: entiende que la verdadera herencia que dejará es la del cambio social, esa que late cuando una vida mejora, cuando un niño recibe apoyo, cuando una comunidad encuentra esperanza.

De todas las causas que toca la fundación —educación, salud, vivienda, apoyo emocional hay una que la conmueve especialmente: “Sin duda los niños. Es una causa que me toca el corazón, por lo que yo viví de niña y más ahora siendo madre. Hace unos meses inauguramos un centro de bienestar para niños con cáncer en Paraguay junto con la Fundación Renací, y no hay nada que me haga más feliz que ayudar a nuestro futuro que son los niños».

Y es que, aunque la vida la haya llevado lejos a escenarios globales, alfombras rojas y portadas de revista, Nadia Ferreira nunca perdió la brújula de su origen ni la claridad de su destino. La presión de ser modelo internacional, empresaria emergente, madre primeriza e influencer con millones de seguidores podría ser abrumadora, pero en ella no pesa como carga: se convierte en combustible. Su secreto, dice, es sencillo pero poderoso: “Hago las cosas porque me apasionan y me hacen feliz. Me enfoco en mí y en mi familia, y eso me da el balance para cumplir cada rol con amor”.

Cuando imagina un escenario ideal con recursos ilimitados sueña con expandir lo que ya ha sembrado. “Continuaría trabajando con las fundaciones en las que ya estoy involucrada, ampliando su alcance y respondiendo a las necesidades más urgentes de los niños y las familias vulnerables”. No habla de proyectos hipotéticos, sino de profundizar y multiplicar lo que ya ha demostrado hacer: transformar vidas.

Cuando le pregunto por el futuro, no menciona premios ni portadas. Habla de hijos, de tiempo y de calma. “Me imagino feliz, rodeada de mi familia, tal vez con más hijos, viéndolos crecer y disfrutando plenamente de la vida junto a ellos.” En sus palabras no hay artificios, sino la certeza de alguien que entiende que el verdadero éxito se mide en momentos compartidos y no en flashes de cámara.

Nadia Ferreira es la prueba viva de que la herencia hispana no es un recuerdo congelado en el pasado, sino una forma de estar en el mundo: en la mesa familiar, en la música que se canta en dos idiomas, en el amor que se transmite de generación en generación. Su vida demuestra que el legado cultural no se guarda en vitrinas; se vive, se celebra y se proyecta.