¿Árbol de Navidad natural o artificial? Elegancia, sustentabilidad y estilo en juego

Cada diciembre, entre luces centelleantes y playlist festivas, llega una pregunta que divide hogares y opiniones: ¿qué tipo de árbol de Navidad es mejor, el natural o el artificial? Lo que antes era una decisión decorativa, hoy también implica una postura sobre sustentabilidad, estética y conciencia ecológica.

Los árboles naturales —pinos y abetos, generalmente de especies como Fraser Fir o Douglas Fir— provienen de plantaciones especializadas, mayoritariamente en EE. UU., Canadá o, en países latinos, de zonas montañosas con clima frío. Son cultivados durante 7 a 10 años antes de ser cortados para su venta navideña.

Lejos de talas indiscriminadas, estas plantaciones funcionan como pequeños pulmones verdes que capturan carbono, favorecen la biodiversidad local y generan empleo rural estacional. Además, un árbol natural es completamente biodegradable: puede convertirse en composta, mantillo para jardines o alimento para suelos.

Impacto ecológico:

  • Absorben CO₂ durante su crecimiento
  • Generan cero residuos si se reciclan adecuadamente
  • Bajo impacto si provienen de cultivos responsables

Pero no todo es verde: si se importan desde largas distancias o si se desechan sin tratamiento, su huella de carbono aumenta significativamente.

El árbol artificial

Los árboles artificiales, en cambio, suelen fabricarse en Asia —principalmente en China— a base de PVC, acero y tintes sintéticos. El transporte internacional, el uso de plásticos derivados del petróleo y su escasa reciclabilidad aumentan su impacto ambiental… salvo que se usen por más de una década.

Según estudios, un árbol artificial necesita al menos 12 años de uso continuo para igualar la huella de carbono de un árbol natural utilizado solo una vez. Eso sí, muchos modelos actuales incorporan innovaciones en diseño sostenible, y su facilidad de almacenamiento y durabilidad los hacen una opción práctica y estilizada.

Impacto ecológico:

  • Emisiones altas durante producción y transporte
  • Materiales no biodegradables
  • A largo plazo puede ser más sustentable si se reutiliza

Entonces… ¿cuál es la mejor elección?

  • Natural: si priorizas el contacto con lo orgánico, disfrutas del ritual anual y tienes acceso a un punto de reciclaje responsable.
  • Artificial: si te seduce el diseño, quieres una opción duradera y estás comprometido a conservarlo durante muchos años.

También puedes combinar: un árbol artificial de calidad acompañado de decoración natural como ramas frescas, esencias de pino o centros de mesa botánicos.

La clave no está solo en lo que eliges, sino en cómo lo haces. Vivir con estilo también es vivir con intención.