Miami no solo recibe al mundo: lo inspira. Cada diciembre, durante Art Basel y Miami Art Week, la ciudad se convierte en una vitrina global donde el diseño, la innovación y el lujo dialogan entre sí. Este año, tuve la oportunidad de entrevistar a Stephan Winkelmann, CEO global de Lamborghini, quien compartió una visión profunda sobre por qué Miami se ha convertido en uno de los epicentros más importantes del lujo y la alta performance a nivel mundial.

Su lectura es clara: Miami hoy no es un destino, sino un laboratorio vivo de tendencias, creatividad y estilo de vida, un territorio que impulsa a marcas como Lamborghini a seguir invirtiendo en ella con fuerza.
Miami: un punto estratégico para el lujo y la innovación
Winkelmann lo resume con precisión: “Miami está llena de energía creativa y talento. Aquí la innovación, el diseño y el alto rendimiento conviven de manera natural”.
Para Lamborghini, esta ciudad representa el equilibrio perfecto entre mercado, cultura y proyección internacional. No sorprende que Florida sea ahora el mercado número uno para Lamborghini en Estados Unidos, un dato que confirma la madurez del consumidor local y, al mismo tiempo, la relevancia cultural del sur de la Florida.
Durante Art Week, la marca no solo exhibe autos: presenta conceptos, conversa con diseñadores, artistas y coleccionistas, y refuerza una comunidad global que se identifica con la estética y energía de Miami.
Latinoamérica en ascenso: la visión del CEO
En nuestra conversación, Winkelmann también destacó la expansión estratégica de Lamborghini en América Latina. Países como Chile, México, Brasil, Puerto Rico y Perú han mostrado un crecimiento sólido en demanda, impulsando la presencia de la marca en la región.
Al preguntarle específicamente por Colombia —una inquietud recurrente entre los lectores latinos de Miami— fue directo: “Siempre estamos evaluando nuevos mercados, pero encontrar el socio adecuado es clave. Por ahora, no existen planes inmediatos para Colombia”.
Su respuesta refleja una estrategia clara: expansión sí, pero solo cuando el mercado, el socio y las condiciones garantizan el estándar Lamborghini.
Electrificación: el futuro de la emoción al volante
Hablando sobre el futuro de la movilidad, Winkelmann explicó que la electrificación en Lamborghini no busca reemplazar la emoción de conducir, sino amplificarla.
“La tecnología hace los superdeportivos más divertidos que nunca”, dijo. Los nuevos sistemas híbridos ofrecen torque instantáneo, mayor agilidad y una respuesta más precisa, creando una experiencia aún más visceral para el conductor.
Para una ciudad como Miami —obsesionada con el futuro, el performance y la estética— esta visión encaja perfectamente.
Lamborghini en Art Basel: diseño que cruza la frontera del arte
Este año, Lamborghini presentó en Miami un Temerario Ad Personam creado especialmente para Art Basel: pintura cristalizada, interior artesanal, tecnología de última generación.
Winkelmann lo definió como “la expresión más audaz del futuro de Lamborghini”. El vehículo no es solo un auto: es un statement artístico que confirma que la marca ocupa, cada vez más, un espacio en el mundo del arte contemporáneo.
La nueva era del lujo: ultra-personalización y experiencia total
Otro punto clave en nuestra conversación fue la evolución del lujo. Para Lamborghini, el diferenciador ya no es solo el producto, sino la experiencia que lo rodea.
Programas como Ad Personam, la app privada Lamborghini Unica y las entregas ceremoniales en Sant’Agata Bolognese revelan un modelo centrado en un lujo íntimo, artesanal y profundamente personalizado.
“En Lamborghini no solo construimos autos, cumplimos sueños”, enfatizó Winkelmann.
Miami: la ciudad que impulsa a los gigantes del lujo
La reflexión final del CEO es contundente: Miami es uno de los pocos lugares en el mundo donde la cultura, el diseño, la diversidad y la innovación convergen en un mismo escenario con tanta potencia.
Ahí radica su magia.
Ahí radica su poder.
Y ahí radica la razón por la que Lamborghini seguirá invirtiendo y elevando su presencia en la ciudad.
Miami no solo es un mercado; es un símbolo.
Un territorio donde las marcas del futuro —como Lamborghini— vienen no solo a crecer, sino a reinventarse.


