Celinés Toribio, Transformación y liderazgo

Toribio impulsa la diáspora dominicana desde su Viceministerio de Relaciones Exteriores

Escrito por: Luisa Rangel  Fotografía: Alex Luna  Maquillaje y Peinado: Emilio Uribe  Estilismo: @hausartistlab & Saks

Con más de tres décadas promoviendo la cultura dominicana y empoderando comunidades hispanas en Estados Unidos y el mundo, Celinés Toribio representa la evolución de una mujer versátil. Ha brillado como presentadora de televisión, actriz de cine, productora y líder comunitaria. Su voz ha resonado tanto en estudios internacionales como en barrios latinos de Nueva York o Miami. Su productora, Esencia Films, ha creado películas premiadas; su movimiento “La Nueva Yo” ha inspirado a miles de mujeres a través del arte, la educación y el liderazgo.


Hoy, como viceministra de Relaciones Exteriores para las Comunidades Dominicanas en el Exterior, asume uno de los mayores retos de su carrera. En esta entrevista, nos habla de su transición del espectáculo al servicio público.

Celinés, has tenido una carrera multifacética y exitosa. ¿Cómo llegas a este nuevo rol?

Una llamada del presidente Luis Abinader lo cambió todo.  Tras más de 30 años de trabajo comunitario, me vio como una figura cercana a la diáspora. Y aunque la política nunca estuvo en mis planes, sentí que debía asumir esta responsabilidad, era el momento de iniciar una nueva etapa de servicio. Acababa de cumplir 50 años, y sentí que era tiempo de aportar desde lo institucional a los casi tres millones de dominicanos que viven fuera del país.

Muchas figuras públicas evitan la política. ¿Qué te hizo dar este paso y cómo defines tu misión actual?

Yo no me considero política en el sentido tradicional. No pertenezco a ningún partido, ni tengo aspiraciones electorales. Pero sí me reconozco como una servidora pública con una vocación real. Antes veía la política con distancia, como les pasa a muchos artistas o comunicadores. Pero ahora, al estar dentro, me doy cuenta de algo clave: los cambios reales se logran desde adentro. Por eso decidí formarme, estoy haciendo un diplomado en diplomacia y derecho consular, para hacer mi trabajo con la mayor preparación posible.

¿Cuáles son tus prioridades como viceministra y qué te ha revelado el contacto directo con la comunidad en estos primeros 100 días?

Mi gestión se sostiene en cuatro pilares: representar, capacitar, promover y acompañar a la diáspora dominicana. Estos primeros 100 días han sido un maratón. Me he reunido con más de 800 asociaciones. Lo que más he escuchado es que necesitan ser escuchados y sentir el respaldo del Estado.

Los temas más urgentes que me han planteado son la educación, la creación de espacios deportivos para sus hijos y la preservación de la identidad cultural dominicana en el exterior. Por eso, trabajamos en ofrecerles herramientas reales, presencia constante y programas que mejoren su calidad de vida. No se trata solo de estar, sino de marcar una diferencia.

¿Cuál es la transformación más notable que percibes en la comunidad dominicana en el exterior?

Antes, a los dominicanos nos veían como una comunidad trabajadora pero poco estructurada. Hoy, los dominicanos lideran en sectores clave: política, negocios, cultura.

Pero todavía queda mucho por hacer. Mi mayor meta es que los dominicanos nacidos fuera del país también sientan ese orgullo, esa conexión. Que entiendan que ser dominicano va más allá de haber nacido en la isla; es un sentimiento, una identidad que se lleva en el corazón.

Hablemos del Premio Emigrante Dominicano Sr. Oscar de la Renta. Muchos, como yo, no sabíamos que era dominicano. ¿Por qué es importante este reconocimiento?

Es un reconocimiento de altísimo valor simbólico y patriótico. Lleva el nombre de un hombre excepcional, dominicano que representa la excelencia, el compromiso, la elegancia con causa. Este premio se otorga a diez finalistas, dominicanos destacados por su labor fuera del país. En el ministerio de Relaciones Exteriores y todo el país, busca a dominicanos/as destacados a través de sus acciones y carrera profesional sobresaliente. Buscamos celebrar a esa persona que ha sido altruista, trayectoria intachable de labor social o comunitaria, que haya a través del tiempo, puesto en alto el nombre de su patria. Necesitamos conocer esas historias registrándose en www.premioemigrantedominicano.gob.do

Como productora y cineasta, siempre has contado historias ¿Cuáles sientes que aún te falta contar?

Varias historias me arden en el alma. Una de ellas es ‘Dalila’, un documental sobre mi madre y su lucha contra el Alzheimer. Esta enfermedad transforma a toda la familia. Queremos mostrar la realidad de muchas familias latinas que enfrentan este proceso. Otra historia es ‘Anacaona’, la primera mujer taína que se rebeló por la libertad en la época de los caciques aborígenes de mi isla. Y por supuesto, mi reciente película ‘La Novia del Atlántico’ con un equipo técnico compuesto en un 96% por mujeres.

Tu rol actual implica ciertos sacrificios. ¿Cómo lo equilibras con tu vida personal?

Mi vida cambió por completo. Antes vivía en Miami; ahora solo voy cuatro días al mes que reparto entre cuidar a mi madre, que tiene Alzheimer, compartir con mi pareja y atender mi bienestar. Duermo poco, coordino más de 15 oficinas y 180 personas. He tenido que poner en pausa muchos sueños y parte de mi carrera. Pero también he ganado mucho. La vida me llevó a donde más se me necesita.

¿Qué significa para ti el legado y cómo defines el éxito hoy?

Para mí, el legado y el éxito van de la mano. Ambos tienen que ver con sembrar donde estés, dejar huella en la gente que te rodea y actuar con conciencia de que cada acción, por pequeña que sea, puede transformar la vida de alguien. Estoy convencida de que todos venimos a este mundo con un propósito más grande que nosotros mismos. El éxito, al igual que la felicidad, no es un estado permanente, son momentos, es saber que estoy impactando positivamente a otras personas.

Para cerrar, ¿cuál es tu sueño más grande para la imagen de República Dominicana en el mundo?

Que el mundo nos reconozca no solo por nuestras playas o por el turismo, sino por nuestra gente. Quiero que República Dominicana sea conocida como el país de la felicidad. Donde a pesar de las dificultades, siempre hay una sonrisa, una canción, una esperanza. Esa es la verdadera esencia de ser dominicano.