Written by: Luisa Rangel Photography: Alejandro Aro
Vivimos en una sociedad saturada de imágenes que se deslizan con la misma velocidad con la que se olvidan, Cleimar López logra algo extraordinario: detener el tiempo. Este fotógrafo venezolano, que encontró en Miami el lienzo perfecto para desplegar su pasión, pero más allá del brillo de las campañas de moda o de las luces de los sets, su historia es profundamente inspiradora por cómo llegó hasta ahí: con humildad, valentía y un descubrimiento de su talento.

Su camino es el testimonio de lo que ocurre cuando una persona decide reinventarse desde cero, apostando por su visión en una ciudad tan desafiante como llena de oportunidades.
¿Cómo fue ese proceso de pasar de comunicador social a convertirte en fotógrafo en Miami?
Nací en Barinas, Venezuela, y desde joven siempre me gustó contar historias, por eso estudié comunicación social. Pero al emigrar a Miami todo cambió. Como muchos inmigrantes, empecé desde abajo: restaurantes, hoteles, tiendas. Hacía cada trabajo con el corazón, porque sabía que era parte del proceso, pero también sentía que algo me faltaba. Yo quería crear, y la fotografía, que había sido una curiosidad en mi vida, comenzó a tomar protagonismo. Empecé tomándole fotos a mis amigas, al principio era todo ensayo y error, pero algo se fue encendiendo.
¿Cuál fue el momento clave donde sentiste que todo empezaba a alinearse?
Fue en Nueva York, durante la pandemia, cuando todo comenzaba a reactivarse. Una amiga me invitó a un desfile y me dijo que Paris Hilton estaría allí. No dudé: tomé un taxi y llegué corriendo. Cuando la vi, simplemente le dije que era fotógrafo y que si podía tomarle una foto. Me dijo que sí. Fue una fracción de segundo, pero esa imagen fue poderosa para mí. No solo por quien era, sino porque yo estaba listo: sabía cómo iluminarla, sabía su mejor ángulo, sabía qué contar con esa imagen. Fue ahí cuando supe que todo lo que había trabajado comenzaba a rendir frutos.
¿Qué buscas transmitir en cada sesión?
Busco que la persona frente al lente se sienta poderosa. Que se vea como nunca se ha visto. La energía es esencial para mí: si no hay conexión con el cliente, no fluye. Siempre me esfuerzo en crear una experiencia, en pensar cada detalle. Porque cuando el equipo está bien, las fotos son mejores. Mi objetivo no es solo hacer una foto linda, sino que quien la vea diga: «Esto me representa, esto soy yo, así quiero que me vean».

En medio de tanto de contenido visual, ¿qué hace que una imagen tuya se destaque?
La narrativa. Yo necesito que la imagen cuente algo. Si es una campaña de moda, investigo la colección, el color, la estación. Me gusta hablar con el cliente, entender su visión, sus referencias, la foto debe tener alma de lo contrario es solo decoración.
Has trabajado con celebridades, marcas, revistas. Háblanos de la portada que hiciste para Imagen Miami con Nadia.
Esa portada fue especial. Nadia es bellísima, tiene un look que impone, y quisimos hacer algo distinto. Salir del glamour habitual y explorar un concepto retro, con mucha clase. Trabajé junto a una stylist amiga y planteamos una narrativa visual que iba desde exteriores hasta estudio. Lo mejor fue que ella se dejó llevar, se conectó con la idea y el resultado fue justo lo que buscábamos: frescura, fuerza, elegancia. Curiosamente, la portada que elegimos fue de las tomas más sencillas, pero tenía algo mágico. Fue un «esto es» inmediato.
Desde tu lugar como fotógrafo en crecimiento, ¿cuál es tu compromiso con la industria y con los que vienen después?
Ser generoso. Cuando comencé, pedí ayuda y muchos me cerraron la puerta. Hoy, cada vez que alguien me pregunta qué cámara usar o cómo empezar, respondo con todo lo que puedo. No me hace menos compartir conocimiento, al contrario, me fortalece. Sueño con dar charlas, mentorías, motivar a otros artistas. Porque al final, el talento debe ir acompañado de empatía. Si inspiro a alguien a creer en sí mismo, ya estoy haciendo algo grande.
¿Y el éxito? ¿Qué significa para ti hoy?
Significa celebrar cada paso. Agradecer cada logro, por pequeño que parezca. No son las portadas lo que me define, sino la capacidad de disfrutar cada proyecto, cada sesión, cada colaboración. Si no puedes ser feliz haciendo una foto hoy, tampoco lo serás cuando llegues a Hollywood. Y yo quiero ser feliz todo el camino.