Dior Men y su amor por Egipto

Imagina esta escena: la Gran Pirámide de Giza de fondo, un acantilado en el desierto y la noche brillante y estrellada. Este fue el marco para que 75 hombres, vestidos con prendas de una gran frescura y de vanguardia, lucieran bufandas de gasa, capas asimétricas y medias faldas escocesas que se movían con la brisa desértica. Cada modelo vestía magistralmente los diseños que Kim Jones para Dior Men.

Los 75 hombres que desfilaron lo hicieron en homenaje a la cantidad de años que hace que fue fundada la casa de alta costura en París en 1947. Al sentido homenaje, se le sumó la idea de realizar un espectáculo itinerante que ha tenido lugar en diferentes partes del mundo durante todo el año.

Esa noche, Jones eligió no hacer referencia a la cultura tradicional egipcia, sino que se inspiró en las estrellas y aseguró que “Realmente, estaba viendo dos cosas. Los antiguos egipcios estaban obsesionados con la astronomía y Monsieur Dior estaba obsesionado con las estrellas y la astrología. Y cuando voy al desierto, miro al cielo”.

Durante el desfile, se incorporaron elementos de retrofuturismo “Siempre me ha encantado Dune, que fue realmente el primero de la ciencia ficción. Y hemos trabajado con la NASA en algunas de las impresiones más técnicas”. Es decir que algunas de las prendas, como las botas, tenían protectores en 3D que parecían salidos de videojuegos. Pero, a pesar de la modernidad, gracias a Kim Jones, el espíritu de Dior sigue vigente. Un ejemplo de ello lo encontramos en el vestido llamado “Cairo” de la colección New Look de 1947, que pareció transportarse a través del tiempo y mostrar atisbos de su diseño en algunas de las prendas que lucieron los modelos. Para 1950, Dior ya tenía pedidos de 10 empresas egipcias.    

La principal intención de Jones fue la de infundir en su ropa masculina algunos toques del archivo femenino de Dior. Un ejemplo de esto es la alusión que se hizo del famoso vestido llamado “pétalos” que se pudo ver en un par de chalecos bordados con pedrería de la colección. Suele decirse que los desfiles de Dior son novedosos y, en este caso, no se queda atrás, pues los toques egipcios de casi todos los modelos son dignos de admiración.