París, la ciudad del amor, se convirtió en escenario de pesadilla para Kim Kardashian. Este martes, la empresaria y estrella de reality shows revivió ante un tribunal francés el violento asalto que sufrió en octubre de 2016, cuando un grupo de ladrones armados irrumpió en su hotel y le robó joyas valoradas en 10 millones de dólares.

Entre lágrimas y con la voz entrecortada, Kardashian confesó: “Estaba segura de que iba a morir esa noche”. La escena, digna de un thriller, se desarrolló en un exclusivo y discreto hotel parisino durante la Semana de la Moda, evento al que la socialité había asistido como cada año.
Vestida con un sobrio traje negro de hombreras marcadas, gafas oscuras, un collar de diamantes y acompañada de su madre, Kris Jenner, Kim ofreció su testimonio más personal. No solo recordó el terror que vivió, sino también el momento en el que imploró por su vida: “Les dije: ‘Pueden llevarse todo, pero tengo que poder volver a casa, tengo bebés, por favor’”.
El robo del siglo
El caso, bautizado por la prensa francesa como “el robo del siglo”, tiene en el banquillo a diez sospechosos, en su mayoría hombres de entre 60 y 70 años, con un largo historial delictivo. Apodos como “El viejo Omar” y “Ojos Azules” evocan un escenario casi cinematográfico, pero la realidad superó la ficción aquella madrugada de 2016.
Según el relato de Kardashian, todo comenzó con la palabra “ring”, pronunciada con un fuerte acento francés por uno de los asaltantes. Al principio, Kim no entendió a qué se refería, hasta que los ladrones encontraron el anillo de diamantes de 3,5 millones de euros que Kanye West, su esposo de aquel entonces, le había regalado.
A pesar del terror vivido, la influencer de 44 años declaró haber perdonado a sus agresores. “Ha sido un largo camino para sanar, pero les otorgo mi perdón”, aseguró frente al tribunal, en un gesto que sorprendió a muchos, considerando las secuelas emocionales de aquella noche.


La audiencia, celebrada en el centro de París, forma parte de un proceso que busca hacer justicia en uno de los crímenes más mediáticos de la última década, no solo por la fama de la víctima, sino también por la forma en que evidenció los peligros de la sobreexposición en redes sociales.
“París siempre ha sido un lugar que me encanta”, dijo Kim durante su testimonio, dejando claro que, pese al trauma, su vínculo con la ciudad no se ha roto del todo. Sin embargo, la noche del asalto dejó cicatrices que el tiempo no ha borrado del todo.
El juicio continúa y el mundo observa. Más allá del glamour y las cámaras, la historia de Kim Kardashian es la de una mujer que enfrentó cara a cara el miedo más profundo: la posibilidad de no volver a casa.