Escrito por: Luisa Rangel Fotografía: Jorge Sans Maquillaje y Peinado: Liz Maya Estilismo: Kopp & Sierra jewelry
María del Cisne, ecuatoriana, madre, empresaria y resiliente por excelencia, ha construido un emporio desde cero en una industria marcada históricamente por la presencia masculina. Hoy maneja tres compañías que lideran el mercado de mudanzas en el sur de la Florida, atendiendo desde eventos de alto perfil como la Fórmula Uno hasta operaciones comerciales y familiares. Pero su verdadera influencia trasciende los números: está en la forma en que transforma vidas cada vez que ayuda a alguien a empezar de nuevo.

En esta entrega especial de Icons of Influence, llevamos la historia de una mujer que no solo mueve objetos, sino también esperanzas, corazones y futuros.
¿Cuándo supiste que tu historia merecía ser contada y cómo eso cambió tu forma de verte?
Fue en 2007, el día de mi primera mudanza. Acababa de sacar mi primer camión del dealer y, aunque el servicio costó solo 500 dólares, el verdadero valor fue emocional. Lo entendí al ver la cara de mi clienta: alivio, gratitud y confianza. Ahí descubrí que no solo movía muebles, acompañaba a personas en momentos de cambio, dándoles paz y seguridad. Esa certeza me transformó.
Hoy sigo viendo a esa niña con sueños, chispa e ilusiones intactas. Aunque me vean como una mujer fuerte, elijo conectar con esa versión mía que nunca se rinde y siempre busca una meta más. Aprendí a mantenerme joven por dentro, y esa energía me impulsa a liderar, crear y reinventarme.
¿Cómo defines tu estilo de liderazgo?
Yo lidero desde el ejemplo y desde la acción silenciosa. Me muevo con mucha disciplina y previsión. Soy una mujer que actúa incluso cuando no hay ganas, porque entiendo que el compromiso con una visión requiere constancia. Mi liderazgo está marcado por la firmeza, pero también por la empatía. Soy consciente de cada paso, y eso me permite ser firme sin dejar de ser humana.
¿Cómo manejas los momentos de frustración y recargas energías?
Con pausas. He aprendido que cuando el cuerpo y el alma piden parar, hay que escuchar. Hubo un tiempo en que me alejé de todo. Volví a mis raíces, al campo, a la naturaleza. Fue sanador. Es en esas pausas donde entendí que mi presencia como líder no era indispensable, pero sí valiosa.
¿Celebras tus logros y cuál ha sido tu mayor desafío como mujer?
Absolutamente. Cada uno. Desde el más pequeño hasta los grandes reconocimientos me los he ganado con esfuerzo, con sacrificio, y los celebro desde la gratitud. Me emociono porque cada uno tiene un significado, una historia de lucha y de fe.
El mayor desafío ha sido conmigo misma. Las mujeres queremos serlo todo: madre, esposa, empresaria, amiga. Y muchas veces nos exigimos más de lo que el cuerpo y el tiempo permiten. No es una lucha contra los hombres, es con nosotras, con nuestras propias expectativas. Pero también es eso lo que nos empuja a ser mejores cada día.
Tu labor social ha crecido enormemente. ¿Cómo comenzó todo y qué legado quieres dejar?
Sin darme cuenta. Tenía muebles que los clientes no querían y empecé a donarlos. Hoy ayudo a familias migrantes, mujeres en procesos de divorcio, escuelas, comunidades enteras. Conecto necesidades con soluciones. Mi empresa se ha convertido en un puente de ayuda. Y quiero seguir creciendo en eso. Servir es mi forma de agradecer. No solo con recursos, también con tiempo, con escucha, con compasión.


Durante buena parte de tu vida personal y profesional, has enfrentado una de las batallas más duras, ¿Cómo impactó eso en ti?
Durante muchos años, mi vida giró en torno a una lucha silenciosa: la afección cardíaca de mi hija. Fueron doce años de espera para un trasplante de corazón, de noches sin dormir, de oraciones y fuerza prestada por la fe. El día que salimos del hospital con 30 medicinas bajo el brazo, comprendí que mi organización, mi disciplina y mi entereza serían vitales para su supervivencia. Me convertí en su enfermera, su reloj y su sistema de soporte. No fue fácil. Pero esa experiencia me transformó en la mujer más disciplinada que haya sido. Hoy, cada acción en mi vida tiene un sentido profundo: proteger, avanzar y honrar la vida que se nos dio.
¿Qué es el éxito para ti hoy?
El éxito es libertad. Poder elegir cómo y dónde quiero estar. Es tener tiempo para mis hijos, para mi equipo, para mí. El éxito no es solo dinero: es vivir en plenitud, sin sacrificar lo esencial.