Muerte de Diane Keaton, revelan la causa del adiós de una leyenda de Hollywood

Diane Keaton no necesitó gritar para hacerse notar. Su estilo pausado, su elegancia sin artificios y esa sonrisa con timidez encantadora definieron décadas de cine, moda y feminidad atemporal. El sábado 11 de octubre de 2025, la actriz cerró discretamente el telón de una vida que iluminó la gran pantalla durante más de cinco décadas. Tenía 79 años.

Foto: @DianeKeaton

El certificado de defunción, revelado esta semana, confirmó que la causa de muerte fue una neumonía bacteriana primaria. No se practicó autopsia, y la actriz fue cremada, tal como ella lo habría preferido: sin espectáculo, sin morbo, sin titulares grandilocuentes. Solo la noticia justa y necesaria, como su forma de habitar Hollywood.

Keaton fue una musa improbable. Brilló bajo la mirada de Woody Allen en «Annie Hall», un papel que la consagró con un Oscar y que definió a generaciones de mujeres que entendieron que podían ser inteligentes, inseguras, divertidas y absolutamente inolvidables, todo al mismo tiempo. Fue esposa ficticia de Al Pacino en «El Padrino», pero nunca sombra de nadie. Su carrera fue una coreografía elegante entre drama y comedia, entre lo clásico y lo excéntrico.

A lo largo de su vida, Diane Keaton fue una figura que desafió las convenciones. Rechazó los moldes de la actriz de su tiempo. Nunca se casó, adoptó dos hijos siendo ya una mujer madura, habló sin tapujos sobre sus inseguridades y sobre su decisión de alejarse de los estándares de belleza de Hollywood. Su autenticidad era, en un mundo saturado de artificio, una forma de rebeldía serena.

En la moda, dejó huella. Diane no solo usaba sombreros; los convertía en manifiesto. Sus trajes masculinos, sus gafas oversized, su amor por los tonos neutros y las texturas nobles la convirtieron en un ícono de estilo atemporal. Tambien por su cercania con el cancér de piel, su presencia en la alfombra roja era siempre esperada, no por la ostentación, sino por la coherencia. Vestía como quería, sin importar lo que dictaran las tendencias.

Fuera de los sets, cultivó una vida rica en intereses: fotografía, arquitectura, escritura. Publicó varios libros de memorias y colecciones visuales que mostraban su sensibilidad estética. Nunca buscó ser un misterio, pero nunca fue completamente predecible.