Escrito por: Luisa Rangel, Fotografía: Yorch Sans, Maquillaje y Peinado: Saskia Daza, Locación: Hotel AKA Brickell
Originaria de Pensilvania con raíces ecuatorianas, Raquel llegó a Miami hace cinco años guiada por una intuición poderosa y señales que marcaron un nuevo comienzo. Con una formación en relaciones públicas y periodismo, ha construido una carrera multifacética que une el mundo de los viajes de negocios, la producción, el entretenimiento y los deportes, con una sólida trayectoria en relaciones públicas. Hoy lidera proyectos de alto perfil, desde eventos de alfombra roja hasta iniciativas en turismo, cine y hospitalidad de lujo, aportando una visión estratégica con alma latina que redefine la experiencia en Miami y más allá.

Raquel, cuéntanos de dónde vienes y cómo llegaste a construir tu rol actual en Miami.
Nací en Pensilvania dentro de una familia ecuatoriana, y siempre sentí una conexión profunda con mis raíces latinas. Hace cinco años, seguí una intuición y fe en Dios. Dejé todo atrás y me mudé a Miami, segura de que algo importante me esperaba, aunque no sabía qué.
Desde joven trabajé en diversos entornos, empezando desde abajo. Esas experiencias me enseñaron disciplina, empatía y adaptabilidad. La diferencia la marcaron quienes creyeron en mi. Gracias a líderes que vieron mi potencial, hoy lidero cuentas globales y colaboro con producciones cinematográficas, agencias de viaje y equipos deportivos internacionales.
¿Cómo pasaste del mundo de las relaciones públicas y el periodismo a liderar hospitalidad de alto nivel, y cuál es tu rol hoy?
Mis estudios en Relaciones Públicas y Periodismo me dieron herramientas para comunicar con claridad y detectar necesidades. Llegué a Miami con la idea de trabajar en medios, pero mi verdadera pasión resultó ser conectar personas y crear experiencias memorables.
Hoy represento AKA Hotels and Residences, una marca independiente de residencias y hoteles de lujo. Aquí he aprendido a potenciar mis habilidades y trabajo con clientes de cine, entretenimiento, deportes y corporaciones internacionales, garantizando estadías únicas.
Mi rol abarca logística y relaciones: construyo vínculos con clientes globales y garantizo experiencias que combinan excelencia profesional con calidez humana.

¿Qué desafíos enfrenta la hospitalidad desde tu rol como mujer?
La hospitalidad ha sido históricamente liderada por hombres, pero eso está cambiando. Muchas mujeres, especialmente latinas, transformamos esta industria con empatía, atención al detalle y visión estratégica.
En mi equipo, la mayoría somos mujeres. Ser latina es una ventaja: conectamos desde lo emocional, entendemos diferencias culturales y creamos experiencias que se sienten, hablar español y comprender contextos diversos marcan la diferencia. El verdadero lujo no es solo el servicio, sino cómo haces sentir a la gente.
¿Cómo describirías tu relación con Miami?
Miami ha sido mi espacio de transformación. Me permitió reinventarme, crecer y construir una red de aliados clave. Aquí encontré comunidad e inspiración.
El mar es mi refugio. Caminar por la playa me recuerda que todo fluye, cambia, y que siempre hay una nueva ola esperando. Esta ciudad, llena de posibilidades, me enseñó que ser latina es una fortaleza y que aquí puedo soñar en grande sin dejar de ser yo.
¿Cuál ha sido uno de los proyectos más retadores?
Cada proyecto tiene retos, pero los más complejos suelen ser las producciones de cine y eventos globales, con tiempos ajustados, expectativas altas y muchas variables.
La diferencia está en mantener la autenticidad. En esta industria hay muchas promesas, pero pocas entregas reales. Yo apuesto por ofrecer humanidad.
El lujo está en los detalles: una sonrisa sincera, anticipar lo que el cliente necesita sin que lo diga. No es solo cumplir, sino crear algo memorable y personal.

¿Qué proyectos vienen para ti?
No tengo un plan exacto, pero sí una visión: seguir creciendo, consolidar mi voz latina en hospitalidad y, algún día, compartir mi historia con miles de personas.
Sueño con lanzar una plataforma de mentoría para mujeres —podcast, club o comunidad— que nos impulse a crecer juntas. Soñar no es ingenuo, es construir.
Quiero fomentar sororidad. Cuando dejamos la competencia y nos unimos, todas brillamos más, porque juntas somos más fuertes.
¿Cómo describirías lo que significa ser feliz y sentirte realizada?
Para mí, ser feliz es vivir en coherencia con mis valores. No se trata de estatus, sino de paz interior. Me siento realizada cuando sé que lo que hago tiene propósito.
Mi papá me enseñó a valorar la humildad, y mi abuelo a honrar las historias y caminos recorridos. Esas enseñanzas me impulsan a ser auténtica y a poner el corazón en todo.
La felicidad está en lo cotidiano: una sonrisa, una conversación sincera, un momento compartido. Al final, lo que importa es cómo hiciste sentir a los demás y el cariño que dejas en sus corazones