El entretenimiento compite por cada segundo de atención, y Sandra García‑Sanjuan ha logrado algo extraordinario: transformar la experiencia de la música en vivo en una obra de arte sensorial, una arquitecta cultural que ha convertido un festival en un fenómeno global sin perder la intimidad ni el alma.

Sandra García-Sanjuán, cofundadora de Grupo STARLITE y
Desde niña, Sandra fue una constructora nata. No con planos ni herramientas, sino con ideas. “Mi espíritu empresarial vino desde pequeña; vendía pulseritas, creaba ferias, soñaba con construir cosas”, recuerda con una sonrisa que delata que la emoción nunca ha estado lejos de su ambición. Ese impulso creativo no solo la llevó a imaginar Starlite, sino a darle alma: un festival boutique que no celebra solo la música, sino la comunidad, la gastronomía, la cultura y, por encima de todo, la experiencia humana compartida.
Starlite no es un concierto gigante más. Son 10 horas de música en vivo cada día, por tres meses en Marbella, con escenarios cercanos donde el artista parece cantar exclusivamente para ti. Hay restauración gourmet, espacios de encuentro, after‑party y momentos que duran para siempre en la memoria de quienes lo viven. “Es una plataforma que está al servicio de la gente, que inspira, ilusiona y motiva”, dice Sandra, con la misma intensidad con que pronunció su primer “hola” en esta entrevista.
El valor inmaterial del entretenimiento
Para Sandra, el entretenimiento no es una mercancía ni un producto; es un idioma universal. “¿Qué puede inspirar, ilusionar y motivar más que la música? No entiende de fronteras, ni de clases sociales, ni de edades. La música toca el alma.” Esa convicción se siente en cada palabra, en cada pausa, en la forma en que describe a las miles de personas que han hecho de Starlite una tradición anual, un rito de conexión.
Pero el camino no ha sido un camino de rosas. Sandra lo admite: “Hemos tenido obstáculos. Muchos. Desde sacar el proyecto en sus inicios hasta sostenerlo durante años, incluso en pleno COVID.” Donde otros hubs culturales se detuvieron, Starlite siguió. Con medidas estrictas, reduciendo aforos, adaptando formatos, mantuvo vivo el latido de la música. “Nos enseñó que cuando la adversidad llega, puedes crecer, sacar fuerzas de lugares insospechados y apuntar más alto.”
Romper esquemas y reinventarse

Crear algo “rompedor” implica transgredir, reinventar, desafiar lo establecido. Esa ha sido la constante en la trayectoria de Sandra. Cuando llevaron Starlite a México, no solo fue la primera expansión; fue también una prueba de resistencia ante vientos huracanados que obligaron a cancelar presentaciones por seguridad. “Aprendes que no todo está en tus manos, pero sí tu actitud ante lo inesperado.”
Y es esa mezcla de coraje, sensibilidad y método la que distingue a su liderazgo. No se trata únicamente de una visión artística, sino de una estrategia sólida: alianzas globales, marcas de prestigio, plataformas de alcance internacional. El fruto más reciente y resonante de esa estrategia es la histórica alianza con Billboard, un nombre que para muchos es la Biblia de la industria musical. Que Billboard haya elegido a Starlite para llevar un proyecto en español a Estados Unidos —algo que nunca antes se había hecho— es una validación gigantesca de la influencia y el prestigio que Sandra y su equipo han construido.
Un liderazgo que trasciende género
Es inevitable hablar del impacto de Sandra como mujer líder en un negocio tan competitivo. Su respuesta, lejos de discursos trillados, es profundamente honesta: “Todos tenemos la capacidad de hacer nuestros sueños realidad. El mayor obstáculo no está afuera, está dentro de nosotros: el miedo.” Para ella, creer en el proyecto es contagioso; cuando tú crees, otros también lo hacen, las personas te siguen y lo imposible se vuelve posible.
Ese liderazgo, una mezcla de intuición, excelencia y humanidad, ha sido instrumental para mantener el ADN de Starlite intacto pese al crecimiento meteórico. La clave, dice, es equilibrar lo racional con lo emocional, lo numérico con lo intangible, lo medible con lo que palpita en el corazón. “Hay momentos que sientes que te desvías, pero vuelves al foco: al alma. Esa es la diferencia.”
¿Y hacia dónde mira ahora Sandra? Su respuesta no es menor: sueña con que Starlite sea un “templo de la música y la conexión humana”. Un lugar donde las personas no solo disfruten de actuaciones, sino que se encuentren a sí mismas, que reconecten con su niño interior, que encuentren inspiración y significado.
Ese espíritu trascendente se materializa también en proyectos filantrópicos con impacto sostenible. A través de la Fundación Starlight, cofundada con Antonio Banderas, impulsan iniciativas como Tu Historia Importa, una labor social que rescata las vidas y memorias de mayores residentes en asilos, ayudándoles a escribir sus biografías para que sus historias perduren. “Cada uno tiene una historia que merece ser contada y celebrada”, dice Sandra conmovida.
Y mientras escribe su propio libro —una biografía que combinará obstáculos, lecciones y su lado más espiritual— queda claro que más allá de ser una empresaria, Sandra García‑Sanjuan es una tejedora de experiencias, una visionaria cultural cuya obra ha marcado profundamente el mapa del entretenimiento contemporáneo.


