Andrea Meza «Me inspiraban las mujeres que se atrevían a ser ellas mismas sin miedo al juicio»

Escrito por: Luisa Rangel, Fotografía: Yorch Sans, Maquillaje y Peinado: Gio Moros Miami, Estilismo: Gio Moros & Saks, Locación: Hotel AKA Brickell

Andrea Meza no nació soñando con una corona, pero desde muy joven sabía que quería estar donde se alzaran voces: las de otras mujeres, las que hablaban sin titubeos en televisión, las que desafiaban moldes en pasarelas, las que mostraban autenticidad sin miedo al juicio. Miss Universo 2020, ingeniera, presentadora y hoy conductora de La Mesa Caliente, Andrea es una mujer que ha sabido encontrar poder en su vulnerabilidad y propósito en cada nuevo escenario que pisa. Este año, además, será jurado del Miss Universe 2025 en Tailandia, reafirmando su lugar como referente internacional. Desde Miami, nos habla de sueños que se transforman, del ruido de la opinión pública y del verdadero significado de la fuerza.


Andrea, ¿cómo comenzó este deseo de exponerte al mundo, de hablar, de comunicar?
Desde niña admiraba a las mujeres que se paraban frente a una cámara y eran ellas mismas. No eran perfectas, pero eran valientes. Y esa valentía me marcó. No sabía que quería estar en un certamen, pero sí sabía que quería estar en ese lugar donde podía ser escuchada. Mi primer concurso fue en la universidad, algo muy casual, pero sentí algo poderoso. Estar frente a un público me daba fuerza. Y aunque no sabía nada, quise aprenderlo todo.

¿Cómo fue tu camino a Miss Universo y qué te dejó esa experiencia?
Fue un proceso largo: pasé por Miss Mundo, modelé, pero sentía que me faltaba ese sueño, no era por la corona, sino por lo que representaba. Viví Miss Universo desde mi autenticidad y fue un espejo: me vi con luces y sombras, y entendí que lo más valioso era tener una voz que
conectara. Luego llegó la televisión, que me mostró en una faceta más real y cotidiana. Hoy sé que comunicar es tocar a otros desde la verdad, y en ese proceso me he sentido más libre y fuerte.

¿Cómo enfrentas el juicio constante, ahora desde este nuevo rol?
Al principio, el juicio me dolía. Soy complaciente por naturaleza. Quería que todos me quisieran. Pero aprendí que eso es imposible. Me han criticado por cómo me veo, por lo que pienso, por existir. Y, aun así, aquí estoy. Aprendí que mi valor no está en lo que digan los demás, sino en lo que yo sé de mí.
¿Qué significa para ti integrarte a La Mesa Caliente en esta nueva etapa de tu carrera?
Es un regalo y un reto a la vez. Es un espacio donde las mujeres hablan sin filtros, se apoyan y se cuestionan mutuamente. Llegar aquí es traer mi voz a una conversación que ya inspira a muchas personas y, al mismo tiempo, aprender de mujeres a las que admiro. Siento que es una oportunidad para seguir creciendo, para aportar mi perspectiva y para representar, desde mi autenticidad, a quienes me han acompañado en cada paso.


¿Qué te sostiene hoy cuando las dudas aparecen? ¿Qué mensaje define tu forma de estar en el mundo? La autenticidad, sin duda. He aprendido que no puedes hablar con firmeza si no sabes quién eres. Y para saberlo, hay que hacer trabajo interno, pasar por silencios incómodos, por caídas. Claro que he dudado. El síndrome del impostor me ha visitado muchas veces, pero la preparación siempre me ancla. Recordar lo que ya he vivido y saber que siempre puedo aprender más me da fuerza.


¿Qué significa Miami en tu historia?
Todo. Aquí gané Miss Universo. Aquí comencé mi vida en televisión. Aquí conocí al amor de mi vida. Es una ciudad que me abrazó con su diversidad, donde como mexicana me siento vista, representada. No somos mayoría, pero estamos presentes.


Estás en una nueva etapa construyendo una familia. ¿Qué ha revelado de ti esta faceta?
Me ha revelado una verdad poderosa: no estoy sola. En una carrera tan expuesta como esta, tener a alguien que te mira con el alma, que te sostiene desde el amor y no desde la expectativa, lo cambia todo. Ryan es mi hogar, mi equilibrio, mi red de seguridad. Estar con él me ha permitido soltar el control, mostrarme vulnerable y, sobre todo, recordar que, sin importar cuán vertiginoso sea el mundo allá afuera, siempre tengo un lugar al que volver.

Hoy, en este punto de tu vida, ¿cómo sabes que estás donde debes estar?
Lo siento, me emociona y me hace sentir viva. No se trata de tenerlo todo, sino de estar presente, conectada conmigo misma, en movimiento. Estoy en una etapa en la que cada paso, incluso los inciertos, me confirma que estoy construyendo algo con sentido. Y cuando me levanto con ilusión por lo que viene, sé que estoy justo donde debo estar.