Los carbohidratos suelen llevar una mala reputación, especialmente con el auge de las dietas bajas en carbohidratos. Sin embargo, estos son esenciales para una dieta equilibrada y juegan un papel clave en el funcionamiento diario de nuestro cuerpo. Los carbohidratos alimentan el cerebro, mantienen los músculos fuertes y nos dan la energía necesaria para afrontar el día. Así que, ¿cuántos carbohidratos realmente deberíamos consumir?
Beneficios de los Carbohidratos en la Salud
Los carbohidratos son la fuente de energía principal del cuerpo. Cuando los consumimos, se descomponen en glucosa, que luego nuestras células usan como energía inmediata o almacenan para más adelante. Según la dietista Seema Shah, consumir una cantidad adecuada de carbohidratos mejora el sueño, el estado de ánimo, la salud intestinal y el rendimiento físico. Además, los carbohidratos son importantes para regular hormonas como la insulina, la leptina y el cortisol, y ayudan en la producción de serotonina, la hormona de la felicidad.
¿Cuántos Carbohidratos Consumir al Día?
Para la mayoría de las personas, Shah recomienda que entre el 40 y 50% de las calorías diarias provengan de carbohidratos, lo cual equivale a unos 200-250 gramos en una dieta de 2000 calorías. Sin embargo, esta cantidad puede variar según factores individuales como el nivel de actividad, condiciones de salud y etapas de la vida. Las mujeres, por ejemplo, suelen necesitar más carbohidratos en etapas como el embarazo o si son deportistas activas, mientras que en la menopausia la prioridad se desplaza hacia el consumo de proteínas para apoyar la masa muscular y mantener los niveles de azúcar en la sangre.
Tipos de Carbohidratos: Simple vs Complejo
No todos los carbohidratos son iguales. Los carbohidratos simples o refinados, como el pan blanco o el azúcar, se digieren rápidamente y pueden causar picos de azúcar en sangre, aunque también son útiles para obtener energía rápida. Los carbohidratos complejos, como los granos enteros, legumbres y tubérculos, se descomponen más lentamente, lo que ayuda a mantener estables los niveles de azúcar y promueve la saciedad.
Lejos de ser “malos”, los carbohidratos pueden formar parte de una dieta equilibrada en donde predominen los carbohidratos complejos y se disfruten los refinados en moderación. La clave está en adaptarse a las necesidades individuales y recordar que, más allá de la nutrición, los alimentos deben disfrutarse y contribuir a una vida sin restricciones innecesarias.