El mes del orgullo LGBTQ se le debe a una mujer negra, trans y VIH+


Marsha P. Johnson, photo Netflix

El mes de junio es conocido como el mes del orgullo LGBTQ. Se dio inicio a esta celebración debido a los disturbios ocurridos en el Stonewall Inn el 28 de junio de 1969. Si bien fueron muchas las personas involucradas en esto, dos mujeres fueron las pioneras en este movimiento: Marsha P. Johnson y Sylvia Rivera.

El 28 de junio de 1969 la policía ingresó a The Stonewall Inn, un bar ubicado en el barrio neoyorquino de Greenwich Village, para verificar si existían violaciones hacia la ley del alcohol entre otras cosas que siempre hacían. Sin embargo, esto fue una pantalla que aprovechaban los oficiales para intimidar y demandar dinero a cambio de no arrestar o dar a conocer los nombres de la clientela.

Sylvia Rivera junto a Marsha P. Johnson, New York 1973. (Diana Davies/Manuscripts and Archives Division, The New York Public Library)

Marsha Johnson, quien en ese momento era una activista del movimiento LGBTQ, defendía a capa y espada a las personas Queer que no tenían hogar y a las prostitutas. Ella fue una de las primeras en ser atacadas por la policía en ese bar y muchos afirman que fue Sylvia Rivera quien lanzó la primera botella con intensiones de herir a los uniformados. 

Después de eso, se produjeron más disturbios debido a que Storé DeLaVerie, una activista lesbiana, fue atacada por personal policial al quejarse de que sus esposas le quitaban la circulación de sus manos. Esto llevó a que otros clientes del bar comenzaran a arrojar objetos de todo tipo lo cual enardeció aún más los ánimos.

Johnson y Rivera jugaron un papel muy importante en la lucha por los derechos de las personas de la comunidad LGBTQ y contra la violencia policial que ocurrió en el Stonewall Inn.

Fue después de esos disturbios, a principios de la década de 1970 que Johnson y Rivera co fundaron Street Transvestite Action Revolutionaries o STAR (Revolucionarias activistas travestidas callejeras, por sus siglas en inglés).

Ambas eran una presencia habitual en las marchas por la liberación gay. Hacia la década de 1980, ambas siguieron trabajando en favor de su comunidad. Johnson continuó con su activismo en las calles y Rivera se dedicó a juntar comida y ropa para ayudar a las mujeres trans, las drags queens y a los jovenes que vivían en la calle.

Hoy en día, es posible encontrar varios monumentos y homenajes en las calles de Nueva York como un homenaje a esas dos valientes mujeres que lo arriesgaron todo en pos de su comunidad.