Escrito por: Luisa Rangel, Fotografía: Alex Luna
Josue Peña llegó a Estados Unidos hace más de una década desde República Dominicana con una maleta de sueños y la convicción de convertirse en futbolista profesional. Indiana fue su primer destino, y luego Miami se convirtió en la ciudad que marcaría un antes y un después en su vida. Lo que comenzó como un camino deportivo terminó transformándose en una carrera en el mundo digital, y a ser conocido por haber generado millones de dólares con ventas online y compartir su experiencia con miles de emprendedores en Latinoamérica y Estados Unidos.

Su formación académica parecía apuntar en otra dirección: estudió ingeniería electromecánica en su país y luego obtuvo títulos en negocios en EE. UU. Sin embargo, fueron las experiencias tempranas las que moldearon al Josue Peña que hoy conocemos. De niño, recuerda que un tío le enviaba juguetes desde Nueva Jersey y que él, en lugar de guardarlos, los vendía en Mercado Libre. Ese fue su primer acercamiento a las ventas digitales. También reconoce que los obstáculos lo marcaron: haber sido expulsado del colegio lo llevó a una escuela bilingüe donde aprendió inglés, herramienta que años después sería clave para abrirle puertas; y una lesión a los 15 años, que parecía truncar su sueño de futbolista, le enseñó que los límites muchas veces son pruebas para medir la perseverancia. “A veces los obstáculos que encontramos son solo maneras de comprobar si realmente queremos lo que decimos que queremos”, afirma.
El fútbol fue su pasión hasta 2016, cuando una lesión lo llevó a dedicar más tiempo a las redes sociales. Lo que parecía un revés terminó siendo la semilla de su futuro: ese mismo año consiguió a su primer cliente, que le pagó 3,500 dólares mensuales por ayudarle a crecer su marca en Instagram. Esa decisión cambió su vida. “Me di cuenta de que podía generar más creando un negocio que jugando fútbol. Lo que en realidad buscaba era libertad”, recuerda.
Pero el éxito no fue lineal. En 2018 alcanzó su primer millón en solo nueve meses, y al año siguiente lo perdió todo. Entre malas inversiones, falta de estructura legal y estafas, terminó trabajando como cajero en Miramar, en un momento marcado además por pérdidas familiares y personales que lo llevaron al borde de la desesperanza. Fue entonces cuando entendió que el entorno podía ser la clave para renacer. Amigos cercanos lo invitaron a mudarse a la Torre Porsche en Miami, convenciéndolo de que necesitaba cambiar de ambiente para volver a ver las oportunidades a su alrededor. Esa decisión lo transformó: en 2020, en plena pandemia, pasó de ganar 3.000 dólares mensuales como cajero a facturar decenas de miles de dólares en un solo mes. “El entorno cambia la visión: cuando te rodeas de personas que ya están donde tú quieres llegar, empiezas a creer de nuevo y a recordar de lo que eres capaz”, reflexiona.
Hoy, Josué se dedica a entrenar a empresarios y emprendedores en sistemas de ventas digitales. Su método, que compara con un “McDonald’s de las ventas”, busca que cualquier persona pueda vender de manera más eficiente, ya sea dentro de su propia empresa o apalancándose de productos de terceros. Ejemplos como el de su propio padre, quien a los 60 años sin redes sociales logró vender más de 1.4 millones de dólares en un año, muestran el impacto de su enfoque. “La diferencia entre fracasar y tener éxito no es el producto, es el sistema y, sobre todo, la actitud con la que lo aplicas”, subraya.
Esa actitud es la esencia de Actitud Millonaria, su proyecto más personal, un podcast y comunidad en la que comparte historias de éxito y lecciones de mentalidad. En poco más de dos años ha alcanzado millones de personas. “Después de entrevistar a cientos de empresarios entendí que todos tienen la misma historia: empezar de cero, descubrir algo que funciona, caer, levantarse y perseverar hasta triunfar”, afirma. Para él, el fracaso no es más que un paso inevitable en el camino: “es parte del gimnasio de la vida, duele al inicio, pero te fortalece”.

Su identidad latina está en el centro de su filosofía. Josue asegura que la cultura hispana le dio la calidez, la resiliencia y el sentido de servicio que hoy son su motor. “Mi papá siempre decía: el que no vive para servir, no sirve para vivir. Esa frase me marcó. Los latinos tenemos ese espíritu de ayudar, de compartir, de ser cercanos. Si lo aplicamos a los negocios, no hay límites”, reflexiona.
Cuando habla de éxito, ya no lo mide en cifras personales, sino en impacto: madres solteras que hoy sostienen a sus familias gracias a las ventas digitales, jóvenes que logran independencia económica, empresas que crecen al cambiar su sistema de ventas. “Para mí, el éxito es ver vidas transformadas”, dice con convicción.
Su visión de futuro es ambiciosa: que miles de personas puedan alcanzar al menos 100,000 dólares al año gracias a los sistemas y herramientas que ha desarrollado. Más que números, busca una ola de transformación. “Si yo pude, empezando de cero, cualquier persona puede hacerlo con compromiso, dedicación y perseverancia. El verdadero sueño es que cada historia de éxito sume a nuestra comunidad latina y redefina lo que significa prosperar en este país”, concluye.