Este sábado 12 de abril, el cielo nos regala uno de los espectáculos más esperados del año: la Luna Rosa, la primera Luna Llena de la primavera y un momento cargado de simbolismo, energía y belleza. Aunque su nombre sugiere un tinte rosado, la verdad es que esta luna no cambiará de color, pero sí traerá consigo un poderoso mensaje espiritual.

¿Por qué se llama Luna Rosa?
El término “Luna Rosa” proviene de las tradiciones de los pueblos originarios de Norteamérica. Esta Luna Llena marca el florecimiento del Phlox subulata, una flor silvestre de tono rosado que cubre los campos en primavera. No es una cuestión de color en el cielo, sino de lo que florece aquí en la Tierra: nuevos comienzos, amor propio y renovación.
Bajo el signo de Libra: relaciones, justicia y balance
Este año, la Luna Rosa se posiciona en el signo de Libra, el gran equilibrador del zodiaco. Libra rige las relaciones, la belleza y la justicia, por lo que esta lunación pone el foco en nuestras conexiones personales, en el balance entre lo que damos y recibimos, y en la búsqueda de armonía interior.
También coincide con el fin del periodo de retroceso de Venus, planeta regente de Libra, lo que potencia los cierres de ciclos emocionales, decisiones en temas amorosos y revelaciones importantes relacionadas con nuestras prioridades afectivas.
Una invitación a mirar hacia adentro
Más allá de lo astronómico, esta Luna Rosa es un recordatorio de que la transformación no siempre es estruendosa; a veces, florece en silencio. Es una oportunidad para meditar, escribir intenciones, sanar vínculos y soltar cargas que ya no nos sirven.
La energía de esta lunación es ideal para hacer rituales de limpieza, agradecer lo aprendido y prepararnos para nuevos comienzos. El equilibrio empieza dentro de uno mismo.
¿Se verá distinta?
No. Esta luna no será literalmente rosa. Sin embargo, su belleza radica en su simbolismo y en el hecho de que marca un cambio de estación. Es también un gran momento para conectarse con la naturaleza, practicar gratitud y observar cómo la primavera —tanto la externa como la interna— se abre paso.