Lo que nunca le decimos a mamá… y deberíamos

Hay palabras que se quedan atoradas en la garganta, no porque no se sientan, sino porque damos por hecho que no hace falta decirlas. Y si hay alguien a quien más veces dejamos sin esas palabras, es a mamá.


Desde pequeños aprendemos a pedirle cosas, a buscarla cuando necesitamos consuelo, a enojarnos con ella cuando pone límites. Pero rara vez nos detenemos a agradecerle —de verdad— o a reconocer lo mucho que ha hecho por nosotros. Porque mamá está ahí, como si fuera un pilar inamovible. Porque nos acostumbramos a su amor incondicional… y a veces, lo damos por sentado.

Pero ¿qué pasaría si hoy, justo ahora, le dijéramos todo eso que nunca decimos?

“Gracias por no rendirte”

Por las noches sin dormir, por los sacrificios que hiciste en silencio, por todo lo que nos diste incluso cuando tú tenías poco. Gracias por seguir adelante cuando estabas agotada, por ser fuerte cuando no podías más.

“Perdón si no lo supe ver antes”

A veces solo al crecer entendemos el tamaño del amor que nos diste. Perdón por juzgarte, por no valorar tus esfuerzos, por pensar que siempre estarías sin preguntarte cómo estabas tú. No lo hice con maldad, solo con la inconsciencia de quien aún no sabe todo lo que significa ser madre.

“Te admiro profundamente”


Porque has sido maestra, enfermera, psicóloga, chofer, cocinera, guerrera, consejera… y lo hiciste todo por amor. Porque incluso en tus momentos más vulnerables, supiste mantenernos a salvo. Eres más fuerte de lo que crees, y más admirada de lo que imaginas.

“Gracias por amarme incluso cuando no era fácil”

Porque aún en los momentos de rebeldía, de errores, de distancia… tu amor nunca cambió. Gracias por estar, por perdonar, por esperarme, por seguir creyendo en mí cuando ni yo creía.

“No necesitas ser perfecta para ser mi heroína”

A veces mamá carga con una presión silenciosa: la de ser todo para todos. Pero queremos que sepas que no tienes que ser perfecta. Te amamos tal y como eres, con tus aciertos y tus fallas, con tu risa y tus lágrimas. Porque en ti está el amor más puro que conocemos.