El Amor y el entretenimiento en tiempos del COVID-19


Siempre solíamos decir que el tiempo pareciera fuera más rápido, que las horas y los días no “rendían” como coloquialmente en muchos lugares decimos y ¿cómo no? si los afanes de la vida parecían destruir, como un enemigo silencioso, los pocos espacios de calma que nos quedaban disponibles. 

El MUNDO está experimentando un cambio y trae consigo una prueba, que sólo cabía en las mentes de unos cuantos conspiracionistas y en las pesadillas de otros tantos. Todo parece estar transformándose a niveles: sociales, políticos, económicos, de comportamiento y hasta espirituales; tenemos que saber que YA cambiamos y es momento de afrontarlo.

Ahora bien, lo más importante es entender el contexto y crear nuevas y fascinantes oportunidades, que permitan que no sólo el entretenimiento sino la vida misma, respire y se beneficie de un nuevo insight, un nuevo mundo, un mejor mañana.

Sabemos que hay miedo, porque paradójico como suene, tememos más a la vida que a la misma muerte, la incertidumbre es la madre de todos los desvelos y ese temor es genético, heredado y heredable; estamos en tiempos de guerra y tenemos que sobrevivir, ¿verdad? Si, es verdad, pero permítanme de manera responsable desmitificar un poco ese miedo que TODOS sentimos.

Llámenlo exceso de positivismo, pero como discreto aficionado de la filosofía oriental, me gusta mucho la manera de ver oportunidades en medio de la crisis, donde algunos ven problemas, los emprendedores ven negocio y es ahí, en ese punto en donde vamos entre todos a buscarle oportunidad a esta crisis que trae más miedo que tos seca.

EL “COVID Effect” en la Industria del entretenimiento

Aunque parezca nombre de pandemia 2.0, esta palabra nos va a acompañar a nosotros y a los libros de consulta por el resto de nuestra vida, el mercadeo y las empresas van a tener que transformar su visión y estrategias, a tal punto que lleguen a desconocerse por un instante, pero se darán cuenta que no se conocían realmente, ese mismo “mal” va a afectar a algo que amo profundamente, pero que me ha traído mas dolores de cabeza que el virus chino, con ustedes señoras y señores “The Entertainment Industry”, LA INDUSTRIA.

La INDUSTRIA es un concepto acuñado en pasillos de estudios de grabación, oficinas de disqueras y gurús de alfombra roja, la verdad es que, lamentablemente, no tenemos industria y no vamos a culpar a los colegas del género urbano, a los que muchos calificaron de pandemia mucho antes de que una de verdad nos encerrara en cuarentena. La esencia de la industria latina ha acabado con tantos talentos, que ya son incontables las bajas que tenemos, no le permitimos a nuevos sonidos y propuestas cohabitar, como lo hace claramente la industria americana, que ortodoxa y compleja como es, da ventanas a nuevas caras; y no es por una naturaleza filantrópica ni mucho menos, es que entendieron años atrás, que la palabra industria significa dar todo a todos, para que eso que es de todos no quede entre unos pocos;  necesitamos cambiar y es ¡ahora o nunca! 

Del aislamiento y otros demonios

Si notan la similitud de mis títulos con los del maestro Gabo, es que esta situación es digna de sus libros y de algunos otros, porque como les dije anteriormente, vamos a ser testigos de un antes y un después, tanto en la manera como nos vamos a desarrollar a nivel de sociedad, como en la manera que esa sociedad va a consumir los bienes y servicios. Dicho aislamiento ha impulsado una nueva manera en que adoptamos la tecnología, y cómo la hacemos más orgánica a cualquiera que sea nuestro oficio, se dice que avances tecnológicos que estaban pronosticados a evolucionar a cinco años, después de la era COVID tardaran sólo año y medio, esto sin nombrar las nuevas aplicaciones e implicaciones que esto conlleva. Ahora, si bien enfoco mi análisis, el consumidor al cambiar tan aceleradamente, es deber de marcas y creadores de contenido adaptarse a las nuevas necesidades de dicho consumidor, necesidades que ni él mismo entendía pocas semanas atrás.

De streaming a streaming sensorial

Hace un par de días, buscando noticias que me alejaran un poco del paso del virus, encontré un articulo en donde mostraba que las plataformas streaming de música tales como Spotify, Apple Music y similares, habían tenido un decrecimiento notable, poniendo en evidencia que la gente estaba desestimulada de dichas plataformas, mientras que sus pares, pero en video, habían tenido un crecimiento considerable. No es que la gente no escuche música en tiempos “apocalípticos”, es que sus conductas de consumo son más sensoriales por así decirlo, extrañamos de cierta manera la figura humana y queremos sentir ese contacto que parece habérsenos arrebatado de manera intempestiva, finalmente, los seres humanos somos más sensibles de lo que creíamos y tiempos de aislamiento, sí sacan lo mejor de nosotros. Esto muestra a grandes rasgos que la audiencia va a volcarse a buscar intimidad con su música, con su artista y va a requerir a este último, de nuevas y mejores herramientas que le permitan a su público, ese que no puede tocarse y mucho menos reunirse en conciertos en estos momentos, a tener a su ídolo más cerca que nunca.

Con la anterior explicación ruego no me mal interpreten, no estoy diciendo que no volvamos a asistir a un concierto, ni mucho menos que no volvamos a abrazar a nuestros seres queridos, quiero decir que se abre una extraordinaria oportunidad para transformar la manera en que entregamos y disfrutamos del entretenimiento, tenemos las herramientas inmersivas a nuestro alcance como la realidad virtual y aumentada para mejorar nuestra experiencia, vamos a compartir shows y eventos culturales memorables en compañía de familia y amigos, pero en la comodidad de nuestro sofá; la tecnología y era digital van a acelerarse a velocidades que nos van a sorprender, de eso estoy seguro.

Virus que enferma y humaniza a una humanidad inhumana

El virus nos puso a prueba a todos sin duda, y es muy alentador como las marcas y empresas globales entendieron y aplicaron el concepto de “Brands for Good”, pasando de seducir a un cliente, a entenderlo y acompañarlo en tiempos de crisis, sus piezas publicitarias y mensajes son cada vez mas humanos y eso parece agradarle a la gente, puesto que en momentos difíciles ¿Qué mejor que recibir un mensaje alentador? es como vivir en navidad, pero a principios de año. El mensaje del entretenimiento no puede ser ajeno a la tendencia, debemos crear arte honesto, que mueva millones de almas y no millones de likes, que sea real; eso es lo que quiere la gente, amor y desamor, a la final, preferimos sentir miedo a enamorar y no a enfermarnos. Lección aprendida.

Después del COVID llegará la calma

No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, y más le vale a la vida que sea así, porque como ustedes también he leído más de dos libros, reinventado mi casa y hablado con la pared; es que no estamos acostumbrados a perder la libertad de un momento a otro y más aún, no estamos preparados para vivir con nosotros mismos, cuando volvamos a la realidad, les ruego que no sea a la misma realidad que nos confinó a cuatro paredes, esa que nos llevó a desconocernos tanto que logro hacernos perder de vista eso que vale la pena, y es por esto que digo que vamos a cambiar, porque aquello que ayer era una necesidad, mañana será un capricho con fecha de vencimiento, amen más y teman menos, hablen más con sus padres, disfruten a sus hijos, jueguen con sus mascotas, cuiden de sus viejos, esa es la realidad que nos enseñó a regañadientes un maestro invisible y aparentemente invencible; quiero volver a esa realidad, la de la cuarentena, quiero volver a ella, pero libre.