Jaie Laplante: Un hombre de cine

Jaie Laplante:

Un hombre de cine


Nuestra ciudad estuvo inmersa en los preparativos de la 34 edición del Festival de Cine de Miami, IMAGEN magazine, aprovechó para conversar con su director ejecutivo, Jaie Laplante (Canadá, 1970).

Texto por Rubens Riol – @r_riol

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 Jaie Laplante, Conocido por su debut como actor en el polémico filme, Frisk (1995), del director Todd Verow, así también como por sus colaboraciones de guion -en las cintas Doom Generation (1995) y Sugar (2004), respectivamente- este hombre de cine, natural de la ciudad de Alberta, y siendo el mayor de tres hermanos, decide estudiar cinematografía en la Universidad de York en Toronto, donde se gradúa con una licenciatura en Bellas Artes; lo cual cambió su vida para siempre. Desde ese instante su carrera ha ido en ascenso, convirtiéndose en una de las personalidades más influyentes en el contexto del cine contemporáneo internacional. Su liderazgo frente al Festival de Cine de Miami, es una muestra de su sensibilidad y experiencia, siempre matizada por altas dosis de entusiasmo y glamour.      

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Jaie Laplante | Fotografía Natalia Aguilera | Teatro Faena

¿Cómo llegas al mundo del cine? ¿Cuáles han sido tus ocupaciones y reconocimientos durante tu carrera? ¿Cuándo te mudas a Miami? ¿Cuáles fueron las razones?

Mi carrera en el cine comenzó desde muy temprano. Un día le escribí al redactor del periódico de mi ciudad para quejarme del crítico que tenían entonces, pues no me gustaban mucho sus opiniones sobre las películas. El editor me llamó una semana más tarde para decirme que el crítico de cine había renunciado porque se mudaba a otra ciudad, y me preguntó si me entusiasmaba escribir una columna. Por supuesto, aproveché la oportunidad y envié mi primera crítica. A él gustó y me ofreció un trabajo regular. Pero no se dio cuenta de que yo recién comenzaba la escuela secundaria, puesto que sólo nos habíamos comunicado por teléfono. De eso se enteró más tarde, cuando nos conocimos personalmente.

Yo disfruté inmensamente escribir sobre cine y, en especial, todos los aspectos de la cobertura de prensa, asociados al impacto de una película, entrevistando directores, actores, aprendiendo de sus procesos, y compartiendo, luego, toda esa información con mis lectores. Durante algún tiempo pensé que me gustaría hacer una carrera en el periodismo, pero estaba claro que mi pasión por el cine era demasiado fuerte. Así que me fui a una escuela de cine y aprendí los aspectos prácticos y técnicos de la película, la teoría del cine, el arte del guion y del personaje, así como el género documental, etcétera.

Después de la escuela de cine viví en Toronto y Los Ángeles por un tiempo, trabajando en varias producciones independientes, cortometrajes y escribiendo guiones. Uno de mis guiones fue una adaptación de algunos cuentos del escritor canadiense Bruce La Bruce, en colaboración con el director John Palmer, cuya producción resultó bastante bien. Se distribuyó en Canadá y los EE.UU., y recibió algunas nominaciones de los premios de la Academia, incluyendo uno para el guion que co-escribí. No ganamos el Genie (así era como se llamaba el premio de la Academia de Cine y TV canadiense); pero sí, fue un honor ser nominado.

Jaie Laplante Imagen Magazine Miami Film Festival MFF
Jaie Laplante Y Rubens Riol durante la entrevista | Fotografía Natalia Aguilera | Teatro Faena

Un aspecto de la industria cinematográfica que comencé a disfrutar muy pronto fueron los festivales. Vivir en Toronto, tener la oportunidad de asistir al TIFF, ‘emborracharme de cine’ al ver 40 y hasta 50 películas en 10 días, y poder reunirme e interactuar con los artistas que las hicieron, se parecía mucho a mi primera pasión por el periodismo cinematográfico; pero era algo mucho más inmediato. La audiencia estaba justo ahí delante de ti, y la comunicación entre artista, curador y público ocurría ante sus ojos. Cuando me encontré viviendo en Miami a finales de la década de 1990, busqué diferentes festivales de cine para trabajar y programar, como el Miami Gay & Lesbian Film Festival, el Miami Short Film Festival y, eventualmente, el Miami Film Festival. Durante un tiempo corto, me tomé un descanso del cine, aunque permanecí en el mundo de los festivales -que me había encantado- trabajando en el South Beach Wine & Food Festival, lo que impulsó mi amor por las grandes fiestas acompañadas de buenas películas.

Normalmente uno hace un movimiento importante hacia otra ciudad por una o dos razones: el amor o el dinero. En mi caso, me mudé a Miami en 1998 por amor. Mi romance no funcionó, pero no importa, pues me enamoré de la ciudad de Miami como tal, y he radicado aquí desde entonces.

¿A partir de qué momento te conviertes en director ejecutivo y curador principal del Festival de Cine de Miami? ¿En qué consiste básicamente esta misión? ¿Qué de nuevo, diferente o especial aporta tu liderazgo al evento? ¿Cómo describes un día normal de trabajo y cuáles son las claves que lo definen?

Ahora estoy trabajando en mi 7ª edición del Festival de Cine de Miami. Básicamente, la misión del evento es conectar las obras más importantes de arte cinematográfico con la audiencia cosmopolita de esta ciudad. También se trata de fomentar el aprecio por las complejidades del cine y de darle a la gente el espacio para profundizar en los temas, las formas y los matices, más allá de una típica noche de entretenimiento fuera de casa. Y creo que también se trata de preservar ese valor de la experiencia compartida del cine, donde compartes una emoción con otras personas, y te preocupas por los artistas que hacen el trabajo que acabas de ver.

Lo que es nuevo, diferente o especial acerca de mi liderazgo probablemente sea mejor dejar que otras personas lo decidan, pero si hay algo que creo importante es mi fuerte capacidad de intuir lo que la gente en Miami quiere ver. Eso siempre está cambiando y la gente aquí es dinámica e impredecible, pero me siento tan conectado con el alma de nuestra ciudad que me resulta fácil sentir lo que hay en el ambiente a cada momento y reaccionar con las películas que elijo para el festival.

La palabra clave que define mi trabajo diario es ‘la búsqueda’, ese anhelo de encontrar la película perfecta que pueda influir en la vida de alguien tan profundamente, que llegue a cambiar su rumbo.

¿Cuál es la importancia de este evento para la ciudad de Miami? ¿Existe una audiencia real interesada en el consumo audiovisual y cinematográfico?

Miami es una ciudad de arte y de comida, una ciudad donde vienen a parar personas que les gusta vivir al máximo. Es una ciudad compleja y a menudo contradictoria, que puede ser -al mismo tiempo- atractiva y exasperante. El cine, incluso, mucho más que la televisión, en su edad de oro, tiene esa capacidad de devolvernos nuestro reflejo a través de personajes y metáforas. Las películas son hipnotizadoras, y la gente de aquí necesita comprenderlas en sí mismas. No hay un lugar más rico para hacer eso a través del cine que cada año en el Festival de Cine de Miami.

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Jaie Laplante | Fotografía Natalia Aguilera | Teatro Faena

¿Contiene el Festival alguna sección dedicada a promover el cine de la comunidad LGBTQ?

Hay muchos personajes LGBTQ en varias de las historias de nuestras películas, a veces como protagónicos, y otras, como pequeños personajes secundarios, los cuales están presentes en muchos filmes y en diferentes secciones. Pero me resisto a verlo exclusivamente como un fenómeno LGBTQ,  ya que puede tratarse de películas románticas, thrillers o comedias, al igual que otras tantas en el festival. Las personas LGBTQ  se encuentran de forma natural y esporádica en nuestras vidas, entre nosotros y en todos los aspectos de la sociedad, así nos damos cuenta si son o no, LGBTQ. Lo mismo ocurre con las películas en el Festival de Cine de Miami.

¿Sigues algún criterio en particular para la selección de los filmes en competencia?

No hay criterios específicos, más allá de la intuición artística de los programadores sobre “lo que sigue”. ¿Hacia qué necesitamos dirigir la mirada, nosotros, como sociedad? ¿Qué corremos el peligro de olvidar? ¿Acerca de qué necesitamos ser más honestos? ¿Quiénes somos? Las películas que abordan estas cuestiones de una manera hábil y creativa suben a la cima y comienzan a dar forma al programa anual.

¿Qué sorpresas nos ha reservado para este año el Festival?

Hubo 140 películas en el Festival de este año, y cada una contenía una sorpresa para alguien. Una de mis cosas favoritas en cada Festival es cuando se acercan a mí durante esos días y me hablan sobre una película que amaron y por qué. Me trae de vuelta al primer momento cuando me enamoré del cine y comencé a escribir reseñas para compartir mis pensamientos, sentimientos e impresiones sobre las películas, y lo que significaban para mí (y para nosotros). ¡Nunca me canso de ello!