Roberto Manrique: «Regreso al Origen»

Fotografía Manuel Hernandez |Dirección David Alejandro Rendón | D. Arte Alejandro Castillo | Cabello & Grooming Emilio Uribe | Lugar Patch of Heaven Sanctuary 

Roberto José Manrique Miranda, es hijo de Xavier y Clemencia, un cardiólogo y una consagrada educadora. El nació en Guayaquil, Ecuador y es el menor de cinco hermanos. Hoy Roberto es reconocido por su trabajo como actor en producciones internacionales pero este talentoso actor, comunicador y activista tiene mucho más que contarnos sobre su historia y el legado que quiere dejar en su paso por la tierra. 

Roberto Manrique recuerda cómo desde pequeño en su vida estuvo presente una cualidad especial, él podía sentir empatía, amor y curiosidad de aventura por el mundo natural, los animales, el medio ambiente y la naturaleza llamaban su atención con su belleza, majestuosidad e importancia. Descubrió desde muy chico que él tenía una perspectiva diferente del mundo en el que habitaba. 

Pero su camino no empezó como el activista y defensor verde que es hoy, Manrique se graduó de Comunicación Social en Guayaquil y fue sólo unos años después durante un viaje a Perú y gracias a la suerte de ser invitado a formar parte de un taller actoral, que regresó a Ecuador para estudiar actuación. 

El destino y su carrera lo llevaron a Colombia, dónde empezó a crecer de manera sustancial su carrera actoral, hasta llegar a la reconocida producción de Telemundo “Sin senos sí hay paraíso” producción por la cual millones de personas lo reconocen hoy, dónde trabajo con grandes y reconocidos talentos como Carmen Villalobos, Catherine Siachoque, Majida Issa entre otros. Pero su personaje de Santiago Sanín y el gran reconocimiento que le trajo, también le dieron la fuerza a Roberto para una vez terminada esta etapa de su vida, emprender un camino muy diferente al de galán de telenovela. Un camino que lo reencontraría con ese niño al que le emocionaba viajar a la finca de su abuelo a montar a caballo, lo reencontraría con ese niño que sentía emoción de saber que él y su familia hacían parte de una fundación (Fundación Natura) que ayudaba al medio ambiente. Y cómo no mencionar que además de estos factores en la vida de Roberto está presente de manera muy especial su relación con su hermano Gustavo Manrique, activista ambiental que hoy lidera uno de los eventos verdes más importantes del mundo y el más importante de la región “Premios Latinoamérica Verde”.

El día que presentamos esta edición de Imagen Miami celebramos también internacionalmente el día de la Tierra. Es por eso que Roberto no sólo se desnuda y habla en esta entrevista sobre sus pensamientos y creencias más íntimas, sino además se atreve a desnudar su cuerpo para llamar la atención del mundo y compartir con él ese llamado que recibió en algún momento. El llamado a regresar al origen, a desnudarse y reconocerse uno con la tierra, a respetarla y llevar la voz sobre el cambio que debemos realizar si queremos continuar viviendo en ella…

DAR- ¿Qué significa la tierra para ti?

RM- La tierra es la manifestación de la energía del universo, que para mí es esencialmente una energía de amor. Es una improbabilidad matemática a tal punto que, aunque yo no sea religioso puede llevarme a evocar el concepto de milagro, es espíritu en formas que los seres humanos aún no somos capaces de percibir.

DAR- ¿En qué creé Roberto Manrique espiritualmente?

RM- Creo que todo es espíritu y amor, que en la medida en que el ser humano se conecta con eso, eso es lo que manifiesta. Y no lo digo desde la ingenuidad de quien pretende decir que es fácil esa conexión, no. Vivimos en un mundo cargado de dolor, enfermedad, guerras y lo que pareciese ser maldad, es muy complejo trascender esa realidad y percibir el amor que se esconde tras ese velo, percibir que detrás hay un universo esperando nuestro despertar a una realidad en la que somos suficiente, energía divina y una hermandad eterna de almas que se conocen y se aman en dimensiones mucho más grandes que esta.

DAR- ¿Por qué es importante que quienes nos están leyendo replanteen su relación con la tierra?

RM- Primero es importante que nos replanteemos nuestra relación con nosotros mismos pues tendemos a vivir afuera: buscando, queriendo, logrando, avanzando incluso pisando, ganando superando. Cuando en realidad, aquí y ahora hay todo un universo que nos estamos perdiendo, qué sucede, cuándo dejamos de buscar allá afuera y decidimos: callar, abrazar, percibir, sentir, aceptar, soltar, reír, llorar, ser real.

Transformar esa relación con nosotros mismos nos llevará a una mejor relación con nuestra madre la tierra. Pero también es posible el camino inverso, conectar con nuestra madre, sentirla, abrazarla, escucharla, eventualmente nos llevará a nuestro propio latido y por ende al equilibrio.

Sea cual sea el camino que elijamos, una relación más consciente con nosotros, con los otros y con la tierra es la única forma en que lograremos la construcción de una realidad más equitativa, sostenible y justa en este planeta.

DAR- El tener una relación cercana con la tierra a muchos nos hace pensar en sacrificios, cambiar a una dieta vegetariana, preocuparnos por reciclar, utilizar menos cosas… ¿Cómo fusionas esto en tu estilo de vida y logras que no se convierta en un sacrificio?

RM- La frecuente idea de que lo que puedo hacer no es suficiente o que lo que debo hacer es demasiado para mí tiende a generar inacción. Por fortuna no necesitamos 7 u 8 billones de ambientalistas perfectos, necesitamos billones de ambientalistas imperfectos que den de sí lo mejor, o lo que puedan y que poco a poco vayan mejorando. 

Empezando por el hecho de que, si das más de lo que realmente puedes, no lo vas a poder sostener en el tiempo y la palabra clave aquí es sostenibilidad. 

Yo no soy vegetariano, por ejemplo, pero he bajado el consumo de carne a unos niveles que antes me parecían imposibles, tengo un norte, pero acepto mi proceso con amor y paciencia, celebrando mis avances con la mirada en el punto al que quiero llegar. 

DAR- ¿En qué maneras crees que el ser humano lastima de mayor forma a la tierra?

RM-Yo creo que la forma más dura de lastimar la tierra es cuando nos lastimamos entre humanos, y creo que además es la forma más frecuente. 

Por supuesto la industria de la carne animal es terrible y dolorosa y hay miles de ejemplos obvios más, pero creo que la violencia en nuestro día a día entre humanos está tan arraigada que en gran medida no la notamos. Empezando con las conversaciones que tenemos con nuestro propio cuerpo que nunca es cómo queremos: pues bien, ese cuerpo es la tierra. Si no empiezo amando este pedazo de tierra que me tocó habitar cómo voy a amar algo fuera de él. O lo que pensamos y decimos del otro, del que es diferente, del que no piensa como yo. Todos somos la tierra, no importa qué tan alejado esté de mi concepto de lo que está bien o mal.  

DAR- ¿Qué podemos hacer para cambiar esto?

RM- Vernos con honestidad. Hacer silencio para que sea nuestra voz interior la que hable y no el timbre de nuestro celular. Abrazar este momento y permitirnos respirar de verdad, profundo y lento. Comprometernos, querer el cambio, pero actuar por ello. No quedarnos en la idea, el deseo o el sueño, dejar esta revista en la mesa y salir a ensuciarnos las manos, arriesgar equivocarnos y ser criticados. 

DAR- ¿Cuál es tu propósito y meta con este movimiento?

RM- Despertar en alguien el deseo de hacer más. Mover fibras y corazones para que más humanos hagan su propio viaje, se cuestionen si están dando su 100% y que descubran que la sostenibilidad y el amar la tierra tiene que ver mucho más con abrazar al otro, con cuestionarnos las fronteras, con reconocer que todo es un sistema, con dejar de posponer, con desafiar al mercado, con reciclar o incluso con sembrar.  

DAR- Cuéntanos la historia de cómo terminaste con una deuda de más de 33.000 árboles…

RM- El 2019 quise sentir que estaba dando mi 100% por el planeta y decidí viajar desde la mitad del mundo Quito, hasta Santiago de Chile, sólo y sin dinero, intercambiando casa, comida y transporte por la promesa de sembrar árboles. Fueron 28 maravillosos, retadores, inspiradores, complejos y surrealistas días para atravesar 6.987 km con el propósito de despertar conciencia ambiental. 

He notado que es bueno que aclare que viajé realmente sin dinero, no fue “sin gastar” es decir que le entregué mi billetera a mi mamá antes de salir y me quedé con mi pasaporte. Y cuando digo solo es que fue realmente solo, no “con un equipo de producción” que me acompañara.

Visité comunidades originarias como los Cañaris en Ecuador, los Quechuas y Matzigenkas en Perú o los Mapuches o Diaguita en Chile, en busca de su sabiduría ancestral para que nos inspire a una relación más armónica con la tierra. 

DAR- Durante este viaje por Sudamérica, ¿cuál es la experiencia más bella que recuerdas?

RM- Es difícil responder porque fueron montones de experiencias maravillosas, pero sin duda lo que se destaca fue cuando llegué a estar frente al gran lago Titicaca.

Le emoción empezó cuando estaba planificando el viaje y me enteré que parte del lago estaba en Perú y que por ende existía la posibilidad de que lo viera, cuando en efecto llegué a verlo la sensación fue difícil de describir. Una combinación entre sobrecogimiento, profunda gratitud por el privilegio de vivir todo lo que había vivido para llegar hasta ahí, también un cierto empoderamiento de verme fuerte y capaz como para conseguir un logro como ese y sin duda la sensación de ser tan pequeño en mi humanidad ante la inmensidad de la naturaleza y el universo. 

DAR- ¿Cuál fue el momento más duro?

RM- Ver un perro gravemente herido y no tener dinero para socorrerlo de inmediato. La impotencia y frustración fue enorme y si bien no les voy a hacer spoiler de lo que pasa en la serie, sólo les digo que es increíble lo que uno puede lograr con árboles como moneda de pago y determinación. 

DAR- Este mes presentaste desde el Jardín Botánico de Quito; Juntos X la tierra como respuesta a esta deuda, cuéntanos de qué se trata.

RM- Mi deuda de árboles ascendió a 33.494 árboles por sembrar y el plan original que era sembrarlos en una mega reforestación el Chile al llegar no se pudo dar por las manifestaciones que vivieron en esa misma época, así que durante el 2020 diseñé un plan para pagar mi deuda que es la campaña que lancé en el evento que mencionas.

He creado una serie web llamada “JuntosXlaTierra: Revelaciones del Camino” que resume los mayores aprendizajes de la travesía, la pueden ver de manera completamente gratuita en www.juntosxlatierra.com sólo deben registrarse y compartir sus historias y gracias a una alianza con una compañía de reciclaje en Ecuador se sembrará un árbol en su nombre y se descuenta uno de mi lista. Sí, así de fácil es sembrar un árbol. Y de ver la serie. Pero además automáticamente concursas por cruceros todo incluído a Galápagos, y hospedaje en hoteles de lujo en distintos puntos de Ecuador, tenemos 12 pasajes internacionales para llevar los ganadores desde sus respectivos países del continente. Y contamos con el invaluable apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, lo cual no sólo es un gran respaldo, sino que nos ha impulsado a ir más allá de lo que hubiéramos soñado en un principio.

DAR- ¿Por qué es importante que los padres se involucren en inculcar a sus hijos el amor y el respeto por la tierra?

RM- Porque es la base del mundo que van a construir, así de simple y poderoso. Si se les inculca valores de competencia y agresividad así será el mundo que materializarán, si se les muestra la belleza de crear desde el amor a la tierra, al otro, a la vida, empezaremos a ver el cambio que hasta ahora sólo hemos podido soñar. 

DAR- Durante el lanzamiento hablaste de cómo la pandemia y problemas sociopolíticos no permitieron que en su momento desarrollarás la primera campaña… qué mensaje puedes dar a las personas sobre la pandemia, y sobre todo de la importancia de enfocarnos en resolver y atender la tierra, para evitar quizá más de estos problemas sociales…

RM- Creo que todo el dolor que hemos vivido durante esta pandemia trajo consigo también muchos regalos que tienen que ver con un despertar de conciencia sobre muchos aspectos de la vida. Y me parece que uno de los más evidentes ha sido el hecho de que ahora es innegable como todo está conectado, sin importar qué tan lejos o aparentemente separados estemos. Ser consciente de esa conexión es la semilla de una transformación profunda pues una vez que lo asimilas es imposible regresar al acto irresponsable de cuando éramos ignorantes.

DAR- Roberto en esta portada nos permitiste verte de una manera como nunca antes, ¿cuál fue tu experiencia haciendo este desnudo?

RM-Fue la experiencia de la entrega total, algo que ha caracterizado a JuntosXLaTierra en cada aspecto desde el inicio, por lo que cuando se concretó que haríamos este desnudo lo sentí como algo muy coherente con lo hasta ahora vivido. Para mí representa el regreso al origen, a esa esencia de la vida que reconoce todo lo que sobra, lo que ata y pesa, lo que se acumula y contamina. Esta desnudez es la manifestación de la simpleza de conectar con quienes somos cuando reconocemos nuestras necesidades más humanas y menos mercantiles y abrazamos ese niño y niña que era capaz de ser, tal como es, en el presente, y punto.

DAR- Detrás del desnudo de esta portada hay un concepto de sostenibilidad importante, sobre tu cuerpo, la alimentación, y el equilibrio. Me gustaría que nos contaras sobre esto y cómo esta vez no te preparaste de la misma manera que lo has hecho antes para unas fotos…

RM- Yo este año decidí que no volvería a hacer un proceso de transformación física extremo como siempre que tengo algo de mi trabajo que requiera mostrar el cuerpo. Y cuando estaba trabajando en todo lo que requiere una decisión como esa, como por ejemplo en transformar mi relación con la comida desde la raíz (si, así de profundo y ambicioso) salió la oportunidad de esta portada. Mi ego inmediatamente quería convencerme de que esta debía ser la excepción, que debía hacer un proceso igual e intenso como siempre, quedar con un cuerpo de portada y después seguir “con eso del equilibrio”.

Pero no, me armé de valor, contacté a José Fernández con quien suelo guiar mis procesos en cuanto a nutrición y le propuse hacer algo diferente, sin mayor expectativa del resultado, esta vez nos enfocaríamos en la experiencia.

Cabe aclarar que yo había tenido COVID-19 unas semanas atrás por lo que estaba subido de peso así que una decisión como esa, era una decisión arriesgada.

Finalmente, en una meditación entendí por qué no podía ser de otra manera, un proceso como ese (equilibrado, amoroso, saludable, con el que yo pudiese seguir luego de las fotos) era el único proceso que me daría un cuerpo sostenible, y ese era el único cuerpo que una edición con un contenido como este debía tener.

La verdad estoy feliz con el resultado y aunque hubiera podido tener más definición muscular en las fotos o qué se yo, mi cuerpo es hermoso, perfecto, saludable y sostenible tal y como es. 

DAR- Roberto, para despedirte, ¿Cómo puede la gente apoyarte, y no quedarse ahí y hacer más por nuestro planeta?

RM-Lo mejor que pueden hacer por nuestro planeta es cuestionarse, verse con honestidad para saber si están dando su máximo por construir un planeta armónico, equilibrado y amoroso. Auditar sus conversaciones, hacia afuera pero también hacia adentro, las que sólo escuchan ustedes. Y una vez en ese espacio de honestidad, el camino del cambio… simplemente se revelará.

¡Ah! Y vayan a www.juntosxlatierra.com y siembren su árbol con sólo unos cuantos clicks!!