Emilio Estefan, el arquitecto de melodías eternas

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Foto crédito: Natalia Aguilera / Makeup: Gio Moros / Estudio: Ampersand Studio

En el vibrante escenario musical de Miami, emerge con resplandor Emilio Estefan, prodigioso músico y productor cubanoamericano. Su trayectoria de más de cuatro décadas es un testimonio de éxito continuo en el vasto panorama musical. Más que un artista, Emilio es un arquitecto sonoro que ha esculpido las melodías de nuestra identidad latina. Su destreza no sólo elevó su propio arte a cimas inalcanzables, sino que también erigió un monumento musical que enaltece la esencia de la música latina

Con Miami como su telón de fondo, Emilio Estefan no solo transformó la ciudad; la elevó a la categoría de capital de la música en español. Cada acorde, cada nota, es un regalo generoso, una personalidad musical única que resuena con la diversidad y el fulgor de nuestras raíces. 

Nacido en Cuba en 1953, Emilio Estefan trajo consigo no solo su herencia cultural, sino también un talento que resonaría en los corazones de millones alrededor del mundo. Hoy, a sus 70 años y tras un extenso y exitoso recorrido, Emilio reflexiona sobre sus inicios, reconociendo que no fueron sencillos. Más allá de su profunda pasión por la música, el motor que impulsó su trayectoria fue su compromiso inquebrantable por exaltar la riqueza de la cultura latina.

«Cuando nosotros empezamos fue muy difícil. Los latinos éramos rechazados dondequiera. Como músicos, una sola persona podía decidir tu vida, lo que pasa que yo no me dejé. La unión de los latinos para mí es muy importante. Más allá de lo logrado, soy una persona que ama la vida y amo ser latino.”

La música más que una pasión, salvó mi vida

Desde temprana edad, la música se erigió como el ancla que sostuvo la vida de Emilio Estefan. A los once años, su hogar en Cuba fue invadido por la seguridad del Estado, desencadenando un episodio que lo marcó profundamente. Mientras la adversidad tocaba a su puerta, Emilio, con lágrimas en los ojos, comprendió que su única salida era huir de Cuba. La música, más que una simple pasión, se convirtió en su refugio y motor para el escape.

“De mis memorias de infancia, los únicos momentos en los que me sentí verdaderamente feliz, eran cuando hacía música. Desde pequeño comencé a tocar, tenía un pequeño grupo en el que tocaba el acordeón. Creo que fue esa conexión la que me salvó y me condujo hacia una vida plena y feliz.”

Al llegar a España Emilio y su padre tuvieron que enfrentar momentos muy duros, sin techo, ni ingresos. Fue en la música que encontró refugio y sustento. “Me convertí en homeless en ocho horas, íbamos a una iglesia para poder comer. Los fines de semana, veía a un hombre tocar el acordeón afuera de la iglesia por las noches. Un día le propuse tocar a cambio de comida, y lograba también recibir algunas propinas. Ese día a mis once años me convertí en hombre, y entendí que la mejor manera de vivir la vida era concentrarme en los aspectos positivos, y fue la mejor decisión que tomé.«

Su llegada a Estados Unidos siendo un adolescente, marcó el inicio de una odisea musical, que no solo cambiaría su vida sino que también influenciaría la escena musical de Miami de manera indeleble.

IM: ¿Recuerdas quién te brindó la primera oportunidad en la música, esa pieza clave que hizo que todo encajara? 

Para mí, esa figura crucial fue mucha gente. Además de mi tío, quien me ayudó a comprar mi primer acordeón en Miami, la familia Bacardí fue un gran apoyo para mí. De vez en cuando, me invitaban a tocar en fiestas los fines de semana. Esa época estaba fuertemente marcada por mi nostalgia como inmigrante, y la música me permitía conectar con otras personas que se emocionaban al escucharme tocar temas como «Siboney» y «Sabor a mí«.

Miami Sound Machine

Con su instinto innato para percibir oportunidades, Emilio Estefan entendió que necesitaba conformar un grupo musical, y es así que decide armar su primera banda: Miami Latin Boys, agrupación que posteriormente se convertiría en la icónica Miami Sound Machine, al integrar a la talentosa Gloria Fajardo.

“Lo especial de Miami Latin Boys radicaba en que éramos la primera generación de jóvenes cubanos que, aunque crecimos en Miami, nunca olvidamos nuestras raíces. Teníamos las dos culturas presentes en nuestra vida cotidiana. La mezcla de arroz y frijoles con “Hamburguer”, era normal para nosotros”. 

Los primeros compases de su carrera no fueron sencillos. Compartiendo un departamento con 15 familiares, Emilio y su banda enfrentaron desafíos que solo fortalecieron su determinación. En 1977, su álbum debut marcó el inicio de un vertiginoso viaje hacia el éxito y el reconocimiento mundial. Con una disciplina incansable, Emilio y Gloria Estefan lideraron a Miami Sound Machine a través de una trayectoria que culminó en el éxito internacional en 1985 con la inolvidable «Conga«. El ritmo apasionante de su música conquistó corazones en todo el mundo, llevando la cultura latina a nuevos horizontes.

«Recuerdo que cuando presenté el tema a un ejecutivo de Sony me dijo: ‘¿Tú piensas que con un piano de tumbado, con percusión, trompetas y niñas cantando, alguna emisora va a tocar esto en Estados Unidos? A lo que le respondí: ‘No vamos a cambiar nada. Y acuérdate, así es como va a lucir América’.”

Debido a esa determinación que lo caracteriza, el disco ingresó al número uno en todo el mundo y alcanzando un éxito inédito en la música latina. 

Si algo nos enorgullece, tanto a mí como a Gloria, es que nunca dejamos de ser nosotros mismos, sin importar lo que opinen los demás.

La vida de los Estefan y Miami Sound Machine tomó un giro inesperado en 1990, cuando un trágico accidente amenazó con silenciar la armonía que habían construido con esmero. Un accidente de tráfico dejó a Gloria Estefan gravemente herida, pero de las cenizas de la adversidad surgió una resiliencia indomable. Gloria regresó triunfante con su álbum «Mi Tierra«, marcando el inicio de una brillante carrera en solitario.

Emilio, como prodigioso productor, ha cosechado éxitos trabajando con renombrados artistas como Jennifer López, Thalía, Shakira, Carlos Vives, Cristian Castro, Ricky Martin, entre tantos otros, consolidándose como un arquitecto de éxitos musicales.

Pero más allá de los escenarios y los estudios de grabación, la esencia de Emilio Estefan radica en su dedicación a la familia. Con Gloria a su lado, han tejido una historia de amor y compañerismo que trasciende los límites de la fama. En un mundo donde las relaciones son efímeras, los Estefan son un faro de estabilidad, un matrimonio que ha perdurado en el tiempo. En la actualidad, la saga musical de los Estefan continúa con una nueva generación. con su hija Emily y su nieto Sasha Estefan-Coppola, llevando la tradición familiar a nuevos públicos. 

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Foto crédito: Natalia Aguilera / Makeup: Gio Moros / Estudio: Ampersand Studio

IM: ¿Cuál es tu filosofía de vida? 

Siempre he seguido la enseñanza de mi padre. Él ganó la lotería 27 veces y, al fallecer, solo tenía un par de zapatos y un traje, ya que regalaba todo a la gente necesitada. Él solía decirme que la vida es algo que transcurre tan rápido que, a veces, no nos damos cuenta de que la felicidad que damos a los demás es más importante que la nuestra.

IM: ¿Qué es lo que más te ha marcado desde que te convertiste en inmigrante?

Al igual que mucha gente, sentí que el mundo se desmoronaba a mi alrededor. Luego, llegó un momento en el que comencé a creer en mí mismo, a pesar de no contar con la educación que otros pudieron tener. Aunque no hablo inglés ni español de manera perfecta, luché incansablemente para sacar a mi familia de Cuba y logré traer a mi madre después de casi once años.

IM: ¿Aún hoy, te sorprendes en algunos momentos recordando esa travesía desde Cuba hasta España y luego a Miami? 

Incluso después de tantos años de triunfos, en una oportunidad Gloria tenía un concierto importante en España. Al salir del avión, comencé a llorar. Gloria me preguntó: ‘¿Qué pasa, por qué lloras?’. En ese momento, me di cuenta de que estaba caminando por el mismo pasillo por el que había caminado con mi padre cuando llegamos de Cuba, llenos de incertidumbre. En aquel entonces, le pregunté a mi padre si habíamos tomado la decisión correcta, y él me respondió: «Hay que tener fe«. Mi padre era un hombre increíblemente positivo, y ese momento me recordó que gracias a esa decisión, mi familia ahora vivía en un país libre.” 

IM: Si pudieras retroceder en el tiempo, y te dijera, «Emilio, llévanos contigo al lugar donde fuiste más feliz en Cuba», ¿dónde y cuándo sería? 

No, yo nací en la revolución. Y lo que presencié en mi hogar desde que tengo uso de razón era ocultarse, no hablar. En Cuba solo puedes decir lo que el gobierno te dice que digas. Si me preguntas si mi infancia fue de felicidad, no, no fue así. Sin embargo, el secreto radica en aprender de la ausencia de felicidad. A medida que crecía, me convertí en el hombre más feliz del mundo porque logré cosas increíbles. He hecho tantas cosas que me han bendecido. Aunque fue difícil, he logrado producir tres Super Bowls, las Olimpiadas, 48 eventos en la Casa Blanca, y he sido condecorado por todos los países latinoamericanos, incluso por Estados Unidos. Ese niño que tocaba el acordeón ha llegado lejos.

En cierto sentido, siempre pensé en dejar un legado significativo a mis hijos, un legado de orgullo. Pero más que todo, quiero que la comunidad latina sepa que venimos a triunfar, que seguiremos luchando y que la clave, como siempre he predicado, es la unión. El día en que estemos unidos, tendremos un poder político y económico que es esencial para que respeten lo que representa la comunidad latina.

IM: ¿A qué le teme Emilio Estefan? 

Le temo a que mis hijos pasen lo que yo pasé. Me convertí en manager, porque quería hacer las cosas correctamente. Me convertí en productor porque deseaba tener un sonido que no fuera alterado. Me convertí en escritor porque quería componer canciones como «Mi Tierra» y producir otras como «Los años que me quedan por vivir» junto a Gloria. No quería que mi libro fuera complicado; simplemente refleja quién soy. Aunque la escritora quisiera usar palabras que no domino bien en español o inglés, creo que la gente debería conocer un poco más sobre quién es Emilio Estefan a nivel personal.

IM: ¿Qué hay en tu Bucket List? 

Yo creo que en mi vida no puedo pedir más. A mí me queda solamente una cosa: ver mi país libre, ver a Cuba libre y a los países latinoamericanos. Ojalá, lo que ha sucedido en Cuba, en Venezuela, Nicaragua, sea un ejemplo para otros países. El comunismo es algo que solo trae odio y separación.

IM: Si pudieras elegir una única cosa por la cual te recordarán como legado, ¿qué escogerías?

Que solo vivimos una vida y que lo que hagamos en esta vida debe dejar algo hermoso. Si todos pensaran en dejar algo positivo en la vida, el mundo sería mejor. Si las personas fueran más sencillas y pudieran sentarse a hablar para discutir problemas, mucha gente dejaría de morir y se buscaría la unidad en el mundo, porque el odio genera odio y el amor genera amor.

La música de Emilio Estefan no solo se escucha, se siente; es un viaje que trasciende fronteras, un legado que inspira a generaciones y que ha convertido a nuestro Miami en el epicentro vibrante de la sinfonía latina. Su magia no solo está en las notas, sino en el alma de una ciudad que late al ritmo de su visión, un eco eterno que resuena como un himno inspirador en el corazón de las Américas.