CON EL CORAZÓN EN ORLANDO: EL MENSAJE DE IMAGEN A LA COMUNIDAD LGTBI

A man looks over an impromptu candle-lit memorial set up in Sydney, Monday, June 13, 2016, following the Florida mass shooting at the Pulse Orlando nightclub where police say a gunman wielding an assault-type rifle opened fire, killing at least 50 people and wounding dozens. Australian Prime Minister Malcolm Turnbull said that the Orlando mass shooting was "an attack on all of us — on all our freedoms, the freedom to gather together, to celebrate, to share time with friends." (AP Photo/Rick Rycroft)
 (AP Photo/Rick Rycroft)

A dos meses de la masacre en el Pulse Club de Orlando en donde murieron 49 personas, casi todas miembros de la comunidad lésbico-Gay de Florida, demasiada especulación ha rondado en torno a los verdaderos motivos que orillaron a Omar Mateen a cometer el peor atentado en los Estados Unidos desde septiembre de 2011.

Se dice que fue un acto de terrorismo inspirado por la radicalización islámica, se ha hablado también de un crimen con tendencias racistas, o de un ataque meramente dirigido a la comunidad LGBT. La verdad es que cualquiera de estas razones podrían llegar a ser válidas, y quizás los verdaderos motivos nunca puedan revelarse en su totalidad. Sin embargo, todas ellas tienen centralmente a un sólo motor, el odio.  Y es sin duda el reflejo máximo de este sentimiento puesto en acción el que ha dejado marcado esta tragedia, y la manera en que la sociedad ha reaccionado ante tal atrocidad.

El hecho de haber atacado a una comunidad como la LGBT, la cual ha luchado arduamente por el respeto de sus derechos, se puede interpretar como una de las expresiones máximas de odio, pues atenta no sólo contra las libertades de todo ser humano, pero va más allá al querer violar aquellos espacios e instituciones los cuales se han construido con arduo trabajo.  Dicha comunidad en los EEUU ha vivido un proceso largo por llegar a donde está en estos momentos en temas de aceptación como comunidad y el reconocimiento de sus derechos y este atentado vino a dejar una huella clara de que lo que está sociedad contemporánea sufre día con día, haciendo evidente que el odio lo destruye todo.

Para los sobrevivientes de la masacre y quienes llegaron a acudir al Pulse Club de Orlando, este es un espacio en el cual la comunidad LGBT ha encontrado ese momento de libertad, de libre expresión y de alivio que quizás no encuentra tan fácilmente en casa, en el colegio o en las calles. Esto lo hace un lugar único para algunas personas quienes buscan sentirse incluidos, protegidos, y liberados de lo que viven fuera de sus paredes. Es por eso que este atentado ha tenido un gran auge mediático, y no sólo por referirse a los derechos de una minoría, sino porque llega a ser una clara expresión de la intolerancia, de odio y  brutalidad que el ser humano ha sido capaz de expresar meramente por diferencias en ideología, estilo de vida o preferencia sexual. ¿Acaso estos son motivos suficientes para descargar una furia ante personas que solo buscan vivir y ser felices?

La comunidad LGBT global, y el mundo en general se levantó en voz y ha condenado los ataques, logrando sembrar una esperanza en la conciencia colectiva de los seres humanos que inspira a pensar que poco a poco las cosas van mejorando. Campañas de solidaridad no se han hecho esperar y demostraron ser más fuertes que el ataque al unir las voces de millones de personas que se han expresado en contra de  la intolerancia y el odio. Plataformas digitales como Moovz, la red social LGBT más grande del mundo, lanzaron campañas de empatía y soporte en las cuales reunieron cientos de imágenes de personas y figuras públicas de todo el mundo, incluyendo latinas quienes le brindaron un corazón a la comunidad de Orlando. Esto ha demostrado que con el tiempo se han ido sumando a nivel global las expresiones en contra del odio, y que cada vez más las acciones del ser humano se van inclinando por el vivir unidos en sociedad con una diversidad de estilos de vida. Inclusive hoy en día se ha optado por erradicar la “tolerancia”, pues al final esta alude al “deber” aceptar las diferencias entre las personas, y es esto mismo no tendría que ser un deber, sino una forma común de convivencia.

Por Diego Cruz